jueves, 30 de enero de 2014

Muda de piel en el neoliberalismo maduro

Alejandro Nadal
La Jornada 
 
Las crisis del capitalismo son como el cambio de piel de una serpiente. Cuando el animal ha crecido, la vieja piel que estorba debe ser abandonada. En los ofidios, la capa córnea de la epidermis es abandonada como un manto viejo que conserva la forma de su último ocupante. Pero la operación es regulada por cambios hormonales endógenos. La vieja camisa queda atrás como vestigio de una etapa de crecimiento mientras, emerge un animal revestido de una nueva y más eficaz envoltura.
 
El capital tiene una gran capacidad de adaptación que le permite abandonar las obsoletas estructuras epidérmicas cuando ya no le son funcionales. Por ejemplo, durante los años dorados de expansión capitalista (1945-1975) el capital no tuvo problema en adaptarse a una situación de bonanza para la clase asalariada. El aumento de salarios que acompañó al incremento de productividad sustentó el dinamismo de la demanda agregada. La inversión tuvo incentivos robustos porque la demanda se anunciaba estable y fiel. Pero al mismo tiempo el metabolismo profundo del capital llevó la tasa de ganancia al estancamiento y después al decrecimiento.
 
En la década de los años setenta se presentan todas las condiciones que exigen una muda de piel. El estancamiento en esos años se acompañó de un proceso inflacionario que el capital identificó como la peor amenaza. La coyuntura fue aprovechada para transformar el régimen de acumulación de la posguerra porque el capital ya lo percibía como obsoleto e incluso peligroso. El objetivo aparente fue terminar con la inflación, pero la intención era más profunda.....
 
 

miércoles, 29 de enero de 2014

¿Ha terminado la crisis en España?

Marco Antonio Moreno
El Blog Salmón
 
PIB-español-2006-2013

Aunque el gobierno asegura que la crisis ha terminado, lo cierto es que estamos muy lejos aún de ver la luz al final del túnel. La última vez que España repuntó fue el año 2010 aprovechando, tal vez, el viento de cola del Mundial de Fútbol. Desde entonces, y con las medidas de austeridad implantadas por la troika, el crecimiento ha sido cada vez peor: el 2012 más bajo al 2011, el 2013 más bajo al 2012. Como muestra la gráfica, los planes de austeridad hundieron a España en una segunda recesión aún más prolongada que la de 2008-2009, dando cuenta de los errores de diagnóstico en la evaluación inicial de la crisis.

Si bien en 2014 puede revertirse la tendencia (y a esto se debe el optimismo del gobierno), hay que señalar que las perspectivas de crecimiento son muy débiles y el alto desempleo es una amenaza latente que tendrá efectos muy perniciosos en la cohesión social. El nivel de desempleo aún muestra los efectos de la reacción en cadena que propagó el estallido de la crisis financiera en el sector inmobiliario. El 27 por ciento de desempleo general y el 55 por ciento de desempleo juvenil no son cifras que puedan mejorar ni en un año, ni en dos, ni en cinco años. Lo que viene, por tanto, es un necesario cambio de paradigma en torno al consumismo y la plata dulce. Pero esta es una tarea que debe asumir Europa en su conjunto. La crisis financiera generada por el estallido de la burbuja inmobiliaria (con préstamos de gran laxitud a 40 años, que fueron solo un gran negocio para la banca), ha significado el derrumbe de los precios de la vivienda, la quiebra de grandes empresas y el origen del fantasma deflacionario que busca hundir los salarios.


ariación-anual-precio-vivienda-España-2003-2013  
..........

domingo, 26 de enero de 2014

¿Podemos convertir la indignación en cambio?

Nacho Álvarez
El Diario.es 
 
La izquierda social del Estado español demanda desde hace meses –en ocasiones a gritos– un vector capaz de remover la situación actual y desencadenar un proceso de refundación de la izquierda.
 
Durante los últimos meses las oligarquías económicas y políticas se esfuerzan por trasladar insistentemente una idea a la opinión pública: lo peor ya pasó. Así, la crisis económica ya habría tocado fondo y la crisis política –condensada en el hundimiento del bipartidismo– estaría comenzando a superarse.
 
La realidad sin embargo es tozuda. Mientras persistan el elevadísimo desempleo, los recortes salariales, la emigración de nuestros jóvenes y la pérdida de derechos, la inmensa mayoría de la ciudadanía seguirá viviendo en crisis. Mientras perdure “la vieja política”, el actual régimen de representación permanecerá impugnado. De hecho, las últimas encuestas siguen reflejando una enorme indignación popular: según datos de intención directa de voto, únicamente el 12,5% de los encuestados votaría al PP, el 12,9% al PSOE y el 9,9% a IU. Lo verdaderamente relevante es que el 19,4% se abstendría y el 20,8% aún no lo ha decidido o no lo sabe. Es más, la fidelidad de voto (factor por el que se pondera, entre otros, la intención directa de voto para ofrecer las estimaciones del resultado electoral que habitualmente vemos en las encuestas), arroja un hundimiento duradero y estructural: ha pasado del 70-80% para los votantes de PP y PSOE entre 2000-2009, a oscilar actualmente en torno al 45% en ambos casos.
 
En definitiva, la situación política sigue siendo completamente excepcional. Los electores tradicionales del bipartidismo y, particularmente, los electores de izquierdas, han dado la espalda a los partidos mayoritarios para, en buena medida, pasar a integrar ese 40% de población que carece de referente político en este momento. Las razones son de sobra conocidas: PSOE y PP han gobernado al servicio de los intereses de las oligarquías económicas y financieras, incumpliendo sus programas electorales, socializando los costes de la crisis e imponiendo con ello un sufrimiento generalizado......

martes, 21 de enero de 2014

Libro: "Malas compañías"


"Malas compañías"
Colectivo RETS
Ed. Icaria // Más Madera
 
Lejos de pensar que se trata de un paso más en el devenir de la historia, la globalización y la conquista del espacio supranacional por parte de las empresas transnacionales se debe a decisiones políticas y a la imposición ideológica del proyecto neoliberal. La supuesta neutralidad y asepsia ética de las relaciones empresariales globales no es más que una interesada ficción que beneficia a unas élites globales. 
 
Las “malas compañías” no son ninguna excepción. Son el fruto de mecanismos de explotación al servicio del enriquecimiento de unos pocos a costa del sufrimiento de las mayorías sociales. En estas páginas se denuncia la violación sistemática de los derechos humanos que llevan a cabo las grandes corporaciones que controlan la economía global....

Sacyr en Panamá o la historia de “nuestras empresas”

Pedro Ramiro
La Marea
 
Comenzamos el año desayunando con una noticia que ocupaba portadas y grandes titulares en los principales medios de comunicación españoles: Sacyr paraliza las obras del Canal de Panamá. En los días siguientes, hemos podido ver cómo se han ido sucediendo los comunicados de prensa cruzados, el viaje de la ministra de Fomento para mediar con el gobierno de Panamá a favor de la empresa, las contraofertas de ambas partes para renegociar el contrato, las referencias a cómo afecta este caso a la marca España… Pero lo que está ocurriendo con Sacyr en Panamá, en realidad, no es sino un nuevo ejemplo del modus operandi habitual de las multinacionales españolas en su expansión internacional.
 
El caso es que, para terminar la ampliación del canal, el consorcio empresarial liderado por la constructora española ha exigido al gobierno panameño que antes del 21 de enero efectúe un desembolso adicional de 1.600 millones de dólares, lo que significa un 50% de sobrecoste respecto al presupuesto inicial, justificando esa petición en los “eventos imprevistos que se han presentado en la obra”. La Autoridad del Canal de Panamá, por su parte, se ha remitido al acuerdo firmado en 2009 y rechaza la petición de las constructoras, ya que piensa que su “único propósito es forzar a la organización a negociar fuera de los términos establecidos en el contrato”. Y de hecho, negociando están: “Las obras van a seguir, solo contemplamos el escenario de un acuerdo”, decía el presidente de Sacyr.
 
Como ocurre cada vez que se producen conflictos que pueden poner en riesgo los intereses de “nuestras empresas” en otros países, el gobierno español ha reaccionado con rapidez para salvaguardar los negocios de estas compañías. La ministra Ana Pastor ha declarado que este caso no compromete la imagen de la marca España y que las empresas españolas tienen un prestigio “que no es por casualidad”. Sin embargo, a medida que se van conociendo más datos sobre el caso y los distintos actores implicados van modulando sus posiciones iniciales de cara a buscar una salida negociada, parece claro que los puntos clave de este caso nos remiten a los elementos centrales de la marca España realmente existente: apoyos públicos para intereses privados, “contabilidad creativa” y opacidad de las prácticas empresariales, “puertas giratorias” y alianzas público-privadas, evasión de impuestos y cuentas en paraísos fiscales......
 
 

lunes, 20 de enero de 2014

Lo mismo y desigual

León Bendesky
La Jornada
 
Es propio del capitalismo actual que mientras avanza la igualdad en los patrones de consumo en el mundo: tipo de productos, mismas tiendas, gustos, formas de comunicación y aspiraciones, avanza la desigualdad al interior de las sociedades. La discusión sobre la desigualdad es hoy tema común en la política, la academia y los análisis en los medios. Ignorarla parece asunto de amnesia fingida o, simplemente, cosa vulgar.
 
La cuestión es independiente del hecho de que para mucha gente en todo el globo la situación del consumo y su efecto cotidiano ha mejorado notablemente con respecto a hace apenas poco más de cien años, por ejemplo. Pero la desigualdad no se suprime, aunque puede abatirse durante ciertos periodos, como ocurrió tras la Gran Depresión de 1929 y luego con la destrucción material de la Segunda Guerra Mundial. Es cíclica y para muchos la pobreza, aun en grado extremo, sigue siendo la norma.
 
Hoy, el fenómeno ha retornado con fuerza, sobre todo la crisis financiera de 2008, la fuerte recesión productiva, la pérdida de empleos y las medidas de austeridad en los países más ricos.
 
Los ángulos de esta cuestión y la manera en que se enfrenta en el discurso, las teorías y las políticas públicas son muy diversos. En el siglo XVIII cuando Adam Smith postulaba las virtudes del mercado para generar riqueza en medio de la incipiente revolución industrial no dejaba de apreciar los diversos mecanismos que podrían prevenir la distribución de los rendimientos del crecimiento. Para David Ricardo la distribución era un aspecto clave de las posibilidades de la acumulación y contrarrestar el estancamiento, y Marx llevó las contradicciones inherentes de estos procesos a sus consecuencias últimas: la misma destrucción del sistema.....
 
 

miércoles, 15 de enero de 2014

Apuntes sobre el tratado de libre comercio UE-EE.UU.

  Ramon Boixadera i Bosch
  Mientras Tanto
 
Desde la Segunda Guerra Mundial, la eliminación de las barreras a la inversión y el comercio internacionales ha sido fundamental al proyecto hegemónico estadounidense [1]. El conflicto entre los dos bloques geopolíticos de la Guerra Fría obligó a Occidente a tolerar —e incluso impulsar— modelos desarrollistas y proteccionistas para mantener la estabilidad y la paz social en los países avanzados y el consenso de los países nacidos de la descomposición de viejos imperios. Sin embargo, con la progresiva erosión del movimiento obrero, tales compromisos han devenido innecesarios: todos los gobiernos han pasado a priorizar en su política económica la atracción de la inversión extranjera y la captura de mercados de exportación, alimentando una dinámica de competencia entre países que no deriva, como antaño, en guerra entre intereses imperiales, sino en una creciente acomodación a la voluntad e intereses del capital transnacional. Este proceso, que ha tenido en el FMI y el Banco Mundial sus mejores guardianes, fue armonizándose en el campo comercial e inversor con los acuerdos multilaterales de la Ronda de Uruguay (1986-1995), que llevaron a la formación de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
 
La OMC, sin embargo, ha resultado menos efectiva a los intereses neoliberales que las viejas instituciones de Bretton Woods: la Ronda de Doha, iniciada en 2001, languidece por los intereses divergentes del Norte y las nuevas potencias del Sur, particularmente en materia agrícola y de patentes.
 
Una estrategia globalizadora alternativa existía, de forma embrionaria, en la firma de tratados entre estados. Durante los años ochenta, y de forma más acelerada en los noventa, se vivió una auténtica explosión de tratados bilaterales de inversión (TBI) que protegían los intereses de los inversionistas extranjeros ante tribunales internacionales de arbitraje, lo que se justificaba por la “debilidad” de los ordenamientos jurídicos internos de uno (o ambos) países participantes, siendo los acuerdos entre países desarrollados una rareza. Entre 1989 y 1999, el número de TBI entre los países avanzados y el resto pasó de 260 a 737, y de 385 a 1.857 en total [2]. A partir del tratado ALCAN (que unía a México con Canadá y los EE.UU.), los TBI se han completado con el desmantelamiento de los aranceles y cuotas que impedían la libre circulación de mercancías entre los países firmantes, y es a la combinación de ambos pilares a la que alude la expresión Tratado de Libre Comercio (TLC).....
 

¿Es viable el capitalismo sin burbujas?

Alejandro Nadal
La Jornada
 
Parece ser que la economía de Estados Unidos está atrapada en un proceso de estancamiento secular. Muchos economistas coinciden con este diagnóstico. Se pronostican por lo menos 15 años de lento crecimiento y alto desempleo. ¿Cómo se puede romper esa inercia?
 
Para empezar, una aclaración. El desempleo en Estados Unidos disminuyó de 7 a 6.7 por ciento entre noviembre y diciembre del año pasado. ¿No contradice eso el pronóstico sobre el largo periodo de estancamiento en Estados Unidos? El desempleo se redujo porque un número elevado de desempleados abandonó o no inició la búsqueda de empleo. Por definición el desistimiento implica una reducción en el número de desempleados. La reducción del desempleo se explica por la desesperanza de los desempleados y no por una economía en expansión.
 
El espectro del estancamiento secular preocupa a economistas como Larry Summers (ex jefe de asesores de la Casa Blanca con Obama) y Paul Krugman (premio Nobel de economía). Summers ha alertado sobre el peligro de ver a la economía estadunidense (y de Europa) entrar en un proceso de estancamiento similar al de Japón a partir de 1991.
 
Summers piensa que en el futuro la economía de Estados Unidos podría no crecer sin la ayuda de burbujas o episodios inflacionarios en los precios de distintos tipos de activos. Su análisis utiliza la noción de una tasa natural de interés, especie de tasa de interés de largo plazo para la época dorada del capitalismo (y una idea vieja cuyos orígenes se remontan a la obra de Wicksell). Según Summers, las tasas de interés de la Reserva Federal en la última década no han podido aproximarse a la tasa natural: esto significa que aún con tasas bajas, la economía no ha podido crecer y lo único que permite la expansión son las burbujas que son un incentivo para aumentar la tasa de inversión......
 
 

lunes, 13 de enero de 2014

La baraja rota

Javier Marías
El País
 
Yo ya no sé si, entre el grueso de la población, muchos se acuerdan de cómo nos regimos, ni de por qué. Cuando se decide convivir en comunidad y en paz, se produce, tácitamente o no, lo que suele conocerse como “contrato o pacto social”. No es cuestión de remontarse aquí a Hobbes ni a Locke ni a Rousseau, menos aún a los sofistas griegos. Se trata de ver y recordar a qué hemos renunciado voluntariamente cada uno, y a cambio de qué. Los ciudadanos deponen parte de su libertad de acción individual; abjuran de la ley del más fuerte, que nos llevaría a miniguerras constantes y particulares, o incluso colectivas; se abstienen de la acumulación indiscriminada de bienes basada en el mero poder de adquirirlos y en el abuso de éste; evitan el monopolio y el oligopolio; se dotan de leyes que ponen límites a las ansias de riqueza de unos pocos que empobrecen al conjunto y ahondan las desigualdades. Se comprometen a una serie de deberes, a refrenarse, a no avasallar, a respetar a las minorías y a los más desafortunados. Se desprenden de buena parte de sus ganancias legítimas y la entregan, en forma de impuestos, al Estado, representado transitoriamente por cada Gobierno elegido (hablamos, claro está, de regímenes democráticos). Por supuesto, dejan de lado su afán de venganza y depositan en los jueces la tarea de impartir justicia, de castigar los crímenes y delitos del tipo que sean: los asesinatos y las violaciones, pero también las estafas, el latrocinio, la malversación del dinero público e incluso el despilfarro injustificado.
 
A cambio de todo esto, a cambio de organizarse delegando en el Estado –es decir, en el Gobierno de turno–, éste se compromete a otorgar a los ciudadanos una serie de libertades y derechos, protección y justicia. Más concretamente, en nuestros tiempos y sociedades, educación y sanidad públicas, Ejército y policía públicos, jueces imparciales e independientes del poder político, libertad de opinión, de expresión y de prensa, libertad religiosa (también para ser ateo). Nuestro Estado acuerda no ser totalitario ni despótico, no intervenir en todos los órdenes y aspectos ni regularlos todos, no inmiscuirse en la vida privada de las personas ni en sus decisiones; pero también –es un equilibrio delicado– poner barreras a la capacidad de dominación de los más ricos y fuertes, impedir que el poder efectivo se concentre en unas pocas manos, o que quien posee un imperio mediático sea también Primer Ministro, como ha sucedido durante años con Berlusconi en Italia. Son sólo unos pocos ejemplos.....
 
 

domingo, 12 de enero de 2014

Un Estado privatizado al servicio de los oligopolios

Manuel García Biel
Nueva Tribuna
Desde la recuperación de la democracia ha sido como un "mantra" repetido por varios gobiernos, tanto del PSOE como del PP, la necesidad de acabar con el monopolio existente del Estado, en diversos sectores estratégicos como el energético, la telefonía, etc. así como acabar con la presencia pública en otros sectores como el bancario. Todo ello mediante una política de desregulación y / o privatización.

Esta política se ha intensificado cada vez más, y ahora el PP incluye en esta necesidad privatizar los servicios públicos esenciales como la sanidad, la educación e incluso el sistema de pensiones, los servicios sociales, o el sistema ferroviario o la distribución del agua de boca en ciudades y pueblos. Todo es susceptible de privatización en base a la falacia de que la gestión privada es más eficiente y de que la competencia beneficia al usuario.

Ya es hora, como hizo hace poco, el dirigente de IU, Cayo Lara de plantear a donde nos han conducido estas políticas que llevan al enriquecimiento de las compañías privadas y a un mayor coste para la ciudadanía.

Hoy nuestro país es un conglomerado de oligopolios de grandes empresas que dominan los principales sectores estratégicos productivos del estado en exclusivo beneficio propio. Ello no ha supuesto en absoluto una mejora del servicio a la ciudadanía ni en calidad ni en coste. Al mismo tiempo vemos como el estado dedica a compensar estos sectores oligopólicos mediante gastos millonarios, en caso de supuestas pérdidas.

Nos encontramos un país dominado por una política basada en socializar las pérdidas, incluso las supuestas, de las grandes empresas y oligopolios, mientras los beneficios son siempre privados.....

La desigualdad destruye la cohesión social

Antonio Antón.
Público.es
 
La desigualdad socioeconómica se ha agravado con la crisis económica y las políticas de austeridad dominantes. Se han ampliado las brechas sociales en el conjunto de las sociedades desarrolladas y, particularmente, en los países europeos periféricos, como España. Aumentan la pobreza y la exclusión social, así como las distancias entre individuos ricos y pobres. En el ámbito mundial la polarización de la riqueza es cada vez mayor. Esta dinámica está destruyendo la cohesión social. Los sistemas políticos europeos pierden calidad democrática, disminuye la legitimidad de las élites gobernantes, se abren profundas brechas entre el Norte y el Sur y se cuestiona el proyecto común europeo.
 
Aquí, vamos a mostrar algunos datos sobre el incremento de la desigualdad socioeconómica, principalmente, en España, junto con algunas comparaciones con otros países. El principal indicador (con varias fuentes oficiales no homogéneas), que considera toda la estructura social, es el Índice Gini (entre el 0 -máxima igualdad- y el 1 -máxima desigualdad-; o bien, transformado en coeficiente -entre 0 y 100-). Lo completaremos con otros dos indicadores de Eurostat: la relación entre los ingresos del 20% superior y los del 20% inferior, y la evolución de la tasa de riesgo de pobreza.
 
El gráfico 1 señala el importante crecimiento de la desigualdad en España en los últimos años de crisis. El incremento entre el 31,3, del año 2007, y el 34, del año 2011, es casi del 10%, y la distancia con la media de la UE-15 se amplía. Por otro lado, el gran crecimiento económico de los años previos no se utilizó para mejorar el nivel de igualdad que se mantuvo similar desde principios de la década. Crecimiento no es sinónimo de igualdad y, en este caso, crisis económica y austeridad sí que produce desigualdad.
 
Gráfico 1. Coeficiente Gini
grafico-1 
  Fuente: Eurostat (2014).
 
 

lunes, 6 de enero de 2014

Ya no es posible la reforma

Xavier Caño Tamayo
Alainet

La empresa sueca H&M producía en China, pero ahora traslada el 80% de su producción a Etiopía. Los 300 euros mensuales de salario que pagaba a los trabajadores chinos le parecen excesivos. En el país africano pagará solo 45 euros mensuales.
 
En Guatemala, las transnacionales acaparan tierras e imponen monocultivos de caña de azúcar y palma. Como acaparan tierras en África desde hace tiempo y arrojan a las poblaciones autóctonas a la pobreza, como denuncia Intermón Oxfam.
 
Los sumisos gobiernos de occidente imponen una austeridad presupuestaria criminal para poder ayudar millonariamente al sector bancario. Y en España los salarios han disminuido 12% de 2010 a 2012. Mientras una innecesaria ley de seguridad ciudadana y otra más innecesaria reforma del Código Penal convierten a la ciudadanía en permanente sospechosa y delincuente por protestar contra las violaciones de derechos que sufre.
 
Entre tanto, la negociación internacional para afrontar el cambio climático es bloqueada por las grandes industrias contaminantes en la cumbre de Varsovia. Y The New York Times publica que desde la caída del Muro de Berlín se han firmado más de 3.000 tratados internacionales para proteger los intereses de las multinacionales. En Namibia, por ejemplo, el Gobierno no puede aplicar las leyes anti-tabaco aprobadas porque la multinacional Phillip Morris lo ha demandado por atentar contra sus intereses......
 

sábado, 4 de enero de 2014

Importancia de la desigualdad social

Antonio Antón.  
Nueva Tribuna
 
La desigualdad social y, específicamente, la desigualdad socioeconómica, está adquiriendo, de nuevo, gran relevancia para la sociedad. Ha pasado al primer plano de las preocupaciones de la población y se refleja en el ámbito político. Ha sido reconocida como importante problema por personalidades mundiales como Obama y el Papa Francisco, así como por instituciones internacionales nada sospechosas de izquierdismo como el Banco Mundial y la OCDE. Podemos decir que, en el año 2013, se ha convertido en uno de los temas más significativos entre la opinión pública y reconocido en los medios de comunicación. La evidencia de esa realidad, la relevancia de la nueva cuestión social, se impone en las distintas esferas.
 
No obstante, existen desacuerdos sobre su dimensión, sus características y sus causas, cómo afecta a los distintos sectores sociales y cómo se está configurando la nueva estratificación social, los ganadores y los perdedores. Y, sobre todo y conectado con todo ello, qué posiciones normativas y dinámicas de cambio sociopolítico se están generando para deslegitimarla frente a los planes neoliberales para reforzarla o infravalorarla.
 
La deslegitimación de la desigualdad social
Existe un amplio rechazo ciudadano y masivas resistencias populares frente a la situación de desigualdad social, reforzada por la crisis socioeconómica y la política dominante de austeridad. Sus expresiones más directas son el paro masivo, la reducción del poder adquisitivo de los salarios medios y bajos y el recorte de los servicios públicos –sanidad, enseñanza…- y la protección social –pensiones y desempleo-. Afecta a la deslegitimación de los poderes públicos, por su gestión regresiva, pone el acento en la exigencia de responsabilidades de los causantes de la crisis socioeconómica y plantea un cambio de rumbo, más social y democrático. Es crucial el desarrollo de la pugna cultural por la legitimidad de la actuación de los distintos agentes respecto de la desigualdad social......
 
 

jueves, 2 de enero de 2014

Ideas para una fiscalidad ecológica: 1

Miguel Ángel Mayo 
Mientras Tanto 
 
Qué es y por qué necesitamos una fiscalidad ecológica
El presente artículo es el primero de una serie que mientrastanto.e irá publicando en los próximos meses y en los que nuestro colaborador Miguel Ángel Mayo analizará en profundidad un tema que consideramos importante y de estricta actualidad: la fiscalidad ecológica.
 
* * * 
 
“La fiscalidad ambiental es un instrumento para incentivar cambios de comportamiento.” Esta es la primera frase que debería aparecer en cualquier artículo relacionado con la tributación ecológica. Un tipo de fiscalidad, pues, que debe minimizar la idea de impuesto y maximizar la idea de finalidad. 
 
El camino es claro: los impuestos ambientales, así como una eficaz reforma ecológica del resto de la fiscalidad, han de ser un instrumento hacia la sostenibilidad ambiental de nuestra sociedad. En efecto, estos impuestos deben contribuir a la puesta en práctica del principio “el que contamina, paga”, y a la armonización de las políticas económicas y ambientales. La nueva política fiscal ecológica ha de tener como objetivos avanzar hacia la equidad y la sostenibilidad, redistribuir la renta a favor de los más pobres, penalizar las actividades más insostenibles y promover nuevos sectores más intensivos en empleo y más sostenibles como la eficiencia energética, las energías renovables, el transporte público, el reciclaje, la educación, la sanidad y una nueva cultura del agua. En suma, una reforma fiscal ecológica bien concebida debe servir para aumentar el empleo y reducir el consumo de energía y recursos naturales. Sobre estos pilares (y dejando ahora al margen problemas como el afán recaudatorio, las injerencias política, el fraude de ley y, sobre todo, las conductas destinadas a aprovechar la normativa ecológica en beneficio propio), tenemos que rediseñar la fiscalidad ecológica. O, lo que es lo mismo, “los impuestos del futuro”.....