domingo, 23 de febrero de 2014

Empleo y formas de vida en el capitalismo contemporáneo

Alejandro Nadal
La Jornada
 
El capitalismo se nutre de empleo asalariado y declara su guerra sin cuartel a las formas de vida que no le están sometidas. Cualquier figura existencial que no esté sometida a las necesidades de valorización del capital es un espacio que debe ser conquistado. El capital nunca ha respetado la noción de formas de vida como un modo alternativo de existencia y desarrollo. Para el capitalismo, cualquier forma de vida no es más que un espacio de rentabilidad y debe ser primero conquistada y después sometida al proceso de valorización (o, si se prefiere, a un proceso de explotación).
 
Hace aproximadamente 30 años la economía mundial abandonó el esquema del Estado de bienestar y lo remplazó con el capitalismo de mercado libre. La historia de las fuerzas que motivaron esa transición es compleja, pero para 1984 la decisión ya había sido tomada y el viraje estratégico ya había comenzado. Los poderes establecidos justificaron esta transformación con una promesa de prosperidad y eso suponía dos cosas: una adecuada creación de empleos de buena calidad y una reducción sistemática de la desigualdad. Ninguno de estos objetivos ha sido alcanzado.
 
Hoy la economía mundial sufre una crisis de empleo y de formas de vida. El mercado laboral a escala mundial ofrece un panorama desolador y el desarrollo de formas de vida alternativas (por ejemplo, en la agricultura de pequeña escala) se encuentra sometido a un ataque despiadado. Basta observar lo que ha sucedido en el llamado mercado laboral mundial. La generación de empleos bien remunerados en las últimas tres décadas ha sido débil y se concentró en los más altos puestos directivos. En contraste, la mayor parte de los nuevos puestos de trabajo perciben bajos salarios y las clases medias han sido comprimidas. La incertidumbre que rodea a los empleos mal remunerados es un mal crónico.......
 

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