martes, 24 de septiembre de 2013

La desigualdad social

Jaime Richart 
Argenpress.info
 
 En la Naturaleza los seres humanos son desiguales entre sí. La desigualdad natural es la norma. Por eso, antes de afirmar la superioridad de la inteligencia humana sobre la de los demás seres vivos es un imperativo para ella superarla en cuanto sea posible. Esforzarse en estrecharla es el deber por antonomasia de la sociedad en su conjunto y de sus dirigentes económicos y sociales...

Sin embargo, existen dos tipos de individuos, dos clases de grupos humanos, dos fuerzas sociales políticas, dos mentalidades; dos pensamientos (si es que el de los segundos no es, justo, la negación del pensamiento mismo): el de los que efectivamente se esfuerzan en ello (la verdadera inteligencia), y el de los que se esfuerzan en lo contrario, en agrandar la desigualdad. Pues bien, por una maldición biológica, los que se imponen son los de la segunda clase...

Como en otras materias trascendentes en la vida del ser humano sea entendido como individuo aislado o como miembro de una familia zoológica, las razones profundas por las que aquellos actúan en contra del interés de la mayoría, no están claras, si bien se pueden buscar en las distintas fuentes del conocimiento convencional.

Pero la Razón no es prolija. Por eso, prescindamos de lo accesorio y concretemos la principal: la causa está, simplemente, en la necedad superlativa. La necedad superlativa es la de quien busca exclusivamente el bien propio causando terribles estragos al resto de la sociedad y a la naturaleza. La necedad superlativa es la de quien acaba sumido en el tedio o viviendo temeroso de las consecuencias de su egoísmo extremo.....
 

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