jueves, 13 de octubre de 2011

Palabras que no están funcionando

Irene Lozano
El País
Los políticos han logrado el prodigio de comunicar constantemente la opacidad.

Algo no está yendo bien. De los dos métodos clásicos para obligar a alguien a aceptar aquello que le perjudica -la fuerza y la persuasión-, los gobernantes europeos han elegido el segundo: civilización obliga. La persuasión se consigue mediante una sutil elección de las palabras, para que cumplan su función de forma inconsciente. Lo describió con admirable franqueza Frank Luntz, asesor lingüístico del Partido Republicano, en su libro Words that work (Palabras que funcionan). En la década de los noventa se encargó de reformular su mensaje sobre el sistema asistencial, que era Preservar y proteger la Seguridad Social: "En mis encuestas y trabajo de campo", relata Luntz, "percibí que la mayoría de la gente era favorable, en realidad, a una postura más activa y comprometida. Preservar y proteger sugiere mantenerlo como está, mientras que fortalecer implica mejorarlo, y eso es lo que los mayores realmente querían (...). Docenas de diputados republicanos estuvieron de acuerdo".

Para seguir tan sencillas instrucciones, resulta irrelevante detenerse en las acciones que realmente se estén llevando a cabo: lo importante es forjar la percepción que los ciudadanos se hacen de ellas. Ya no es que la comunicación haya sustituido a la política; es que los políticos han logrado el prodigio de comunicar constantemente la opacidad. Por eso ni el PP ni el PSOE se molestaron en explicar las implicaciones de la reforma constitucional. Les bastó con cumplir un ritual de ventas cuyo eslogan pasaba por la idea demencial de que al introducir como "prioridad absoluta" el pago a los acreedores se garantiza la política social. En buena lógica, esa garantía se habría logrado elevando a prioridad constitucional el Estado de bienestar, pero las "palabras que funcionan" no están al servicio de la lógica, sino de la conquista de las mentes.....
 

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