miércoles, 29 de agosto de 2012

Democracia y crisis social

Marcos Roitmann Rosenmann
La Jornada 
 
La democracia es una forma de vida que habla en plural. Ser demócrata exige carácter, ser consciente de los actos emprendidos y asumir responsabilidades. Supone autocontrol. Un ciudadano no puede, por ejemplo, actuar de mutuo propio y bajo el concepto de propiedad privada contaminar las aguas, cambiar el curso de los ríos, talar bosques o en nombre del progreso expropiar las tierras comunitarias de los pueblos originarios. Tampoco disponer, bajo el ideario de la libertad individual, de bienes colectivos, privatizando los servicios públicos en pro de su beneficio particular y en detrimento de sus iguales.
 
La democracia porta un código, un ADN constituyente. Se trata de las formas de convivencia básicas. Un saber estar y saber vivir bajo el principio de coacción, el que no requiere una ley externa para comprender que su práctica es contraria al sentido común. Todos sabemos la diferencia entre actuar con honestidad o marrulleramente. No necesitamos recurrir al derecho penal o civil cuando aceptamos sobornos, usamos información privilegiada y damos favores saltándonos normas del decoro social. Somos conscientes de estar vulnerando la ética de la convicción democrática......

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