Albert Recio Andreu
Mientras Tanto
La ciencia siempre ha estado
ligada al convencimiento de la posibilidad de alcanzar un conocimiento adecuado
del mundo real; de la existencia de métodos de trabajo inmunes a las
ideologías; de un cierto esfuerzo colectivo por depurar técnicas y descartar
supersticiones, oscurantismos y percepciones incorrectas; de la capacidad de
selección colectiva de las teorías más convincentes.
Ya se sabe que de la teoría a la
práctica hay un trecho, que algunas ideologías siguen pesando en la cabeza de
muchos científicos, que los grandes intereses económicos se inmiscuyen en su
quehacer, etc. Pero, en general, el desarrollo de la mayor parte de las
ciencias naturales refleja esta dinámica de diálogo intra e interdisciplinario
que está en la base de su progreso. Cuando menos se suele reconocer que hay
teorías verosímiles y teorías descartables. Este mismo año, por poner un
ejemplo, el Nobel de Física ha ido a parar a dos científicos que han
contribuido poderosamente a desarrollar la teoría del bosón, que para la
inmensa mayoría de los físicos constituye un avance importante con vistas a entender
el funcionamiento del mundo real.
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