Público.
La crisis actual, una auténtica crisis sistémica, financiera, económica, social, ecológica, energética y alimentaria, llega después de un largo periodo de ascenso de las resistencias al neoliberalismo y de la crítica al capitalismo global, aunque marcado por las dificultades de los movimientos populares para revertir una correlación de fuerzas global muy desfavorable frente al capital. La crisis no ha hecho más que confirmar la pertinencia de una crítica radical al actual orden de cosas. Francamente, lo que parece difícil hoy no es ser anticapitalista, sino no serlo, aunque obviamente los dirigentes del G-20 reunidos en Washington no lo vean así.
El siglo anterior terminó con la abrupta emergencia del movimiento altermundialista en Seattle en la cumbre de
A partir de entonces, entramos en una nueva fase marcada por una pérdida de centralidad de las movilizaciones altermundialistas y de su capacidad aglutinadora y unificadora y de mayor dispersión y fragmentación de las luchas sociales. Aunque la dinámica general de los últimos años ha sido de aumento de las resistencias, estas han sido muy desiguales por todo el mundo y han experimentado dificultades importantes en Europa y Estados Unidos, donde han tenido una lógica globalmente defensiva y han conseguido pocas victorias que permitieran acumular fuerzas de forma sólida. En América Latina, en cambio, se ha producido una crisis profunda del modelo de acumulación neoliberal y un ascenso de los movimientos populares....
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