lunes, 10 de noviembre de 2008

Su crisis y la nuestra

Carlos Taibo. Rojo y negro
1. La afirmación, muy extendida, que subraya que la crisis de estas horas recuerda poderosamente a la de 1929 se topa con un problema severo: la crisis contemporánea tiene un carácter múltiple que no exhibía la de ochenta años atrás. Y es que hoy se dan cita, en una combinación explosiva, la crisis del capitalismo global —y de su dimensión especulativo-financiera y desreguladora—, la derivada del cambio climático —un proceso de consecuencias inequívocamente negativas—, la surgida del encarecimiento inevitable de las principales materias primas energéticas que empleamos y, en fin, y si así se quiere, la nacida de un crecimiento demográfico de efectos muy delicados. En semejante escenario, si la crisis de 1929 sirvió de asiento a la consolidación de los fascismos en la Europa del decenio siguiente, con las consecuencias conocidas, la de hoy anuncia procesos tanto o más inquietantes.

2. La principal respuesta que, ante la crisis, han abrazado los principales centros de poder, en Estados Unidos como en la Unión Europea, es tan insuficiente como inmoral. Su propósito principal no es otro que sanear un puñado de instituciones financieras desde hace tiempo entregadas a prácticas lamentables. El objetivo, visible, es que cuanto antes puedan volver a las andadas. Al respecto se antoja muy llamativo, por cierto, que apenas se hayan abierto causas legales contra los directivos de esas instituciones. Tan llamativo como que los gobiernos, convidados de piedra mientras las empresas acumulaban, tiempo atrás, formidables beneficios, acudan ahora presurosos, con el dinero de todos, a su rescate en etapa de vacas flacas.....

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