jueves, 16 de julio de 2009

La "irresistible ascensión" de la tecnocracia compasiva

Miguel Romero. Sin Permiso

¿Cuáles son las relaciones, coincidencias, contradicciones… entre el trabajo en una ONGD y la militancia solidaria? La primera dificultad, entre muchas, que subyace en esta pregunta es la ambigüedad política y moral de la cooperación al desarrollo, que hacen de ella un contenedor de objetivos, motivaciones y prácticas muy diferentes y frecuentemente contradictorias [1]. Cuando se trabaja en una ONGD, la militancia solidaria no es algo natural, espontáneo, sino que hay que encontrarle su lugar, al precio de contradicciones inevitables. Ésta es la tesis central de este artículo.

La cooperación al desarrollo proclama principios solidarios ("La política de cooperación internacional al desarrollo expresa la solidaridad del pueblo español con los países en desarrollo y, particularmente, con los pueblos más desfavorecidos de otras naciones", dice la Ley de 1998), pero su naturaleza fundamental es económica: la gestión de un flujo de recursos, de "ayuda", Norte-Sur.


Se trata de una "economía de la oferta", determinada siempre, a corto o largo plazo, por los intereses del donante, en forma de retornos económicos y políticos, incluyendo la propagación de su sistema de valores y la aceptación de las jerarquías que rigen el "orden internacional". Es por ello estructuralmente desigualitaria: en el mejor de los casos, se plantea disminuir las desigualdades "extremas" (la "extrema pobreza"), pero acepta como naturales, inevitables o incluso positivas las desigualdades básicas de la sociedad capitalista....

No hay comentarios: