La crisis económica que sufrimos está generando muchos damnificados, y éstos, por lo general, como siempre sucede en el sistema en el que vivimos, son los más vulnerables en las sociedades avanzadas, y no digamos en las más pobres. Han sido los emigrantes los primeros en ser despedidos, pero también a medida que se deteriora la situación, el paro cada vez en mayor medida afecta a trabajadores, empleados, autónomos y pequeños empresarios que están cerrando sus negocios, aunque hasta ahora no hayan estado entre los grupos más frágiles. El acceso al mercado de trabajo se hace difícil y los jóvenes sufren las consecuencias en su búsqueda del primer empleo. La incertidumbre se instala en la sociedad, tanto en el consumo como en la inversión. El círculo vicioso conduce a una atonía. La única manera de combatir esa espiral hacia abajo es con intervenciones públicas decididas y bien efectuadas....
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