Antón Losada
eldiario.es
 El mundo está a punto de completar el mayor
 salto atrás de su historia desde que el meteorito se llevó por delante a
 los dinosaurios y lo puso todo perdido de ceniza y humo. Hemos 
retrocedido tanto y tan rápido que la vertiginosa sensación de 
movimiento confunde e induce a pensar que todo está cambiando, cuando en
 realidad las cosas solo vuelven a ser en esta parte del mundo como 
nunca habían dejado de ser en la mayor parte del planeta.
 La economía vuelve a funcionar en base a relaciones de producción donde
 unos pocos acumulan los beneficios y a la gran mayoría, a la fuerza del
 trabajo, solo se le asegura el mínimo de subsistencia para que puedan 
seguir trabajando al día siguiente. En la política, hemos retornado a 
sistemas donde solo los propietarios deciden y caminamos hacia sistemas 
donde solo los propietarios tendrán derechos y solo a ellos 
corresponderá determinar si los no propietarios tienen derecho a algo. 
El Estado del Bienestar retrocede hacia aquella vieja concepción 
punitiva donde, además de acreditar ser víctima de la desgracia y 
necesitar ayuda, los individuos que la pretendan han de probar que se la
 merecen. En política internacional, primero regresamos a la Guerra Fría
 y ahora ya hemos entrado de lleno en la época colonial.
Las guerras de Irak o Afganistán, o Libia, operaron bajo la retórica de
 la "comunidad internacional". La teoría establecía que se trataba de 
intervenciones guiadas por la comunidad internacional para preservar 
bienes comunes como la paz, la democracia o los derechos humanos y para 
detener el exterminio de la población civil. Todos sabemos que la 
realidad era otra. Guerras por los recursos naturales, el control 
estratégico y el gran negocio militar. Películas de buenos y malos donde
 los buenos siempre éramos nosotros. Cambiábamos regímenes corruptos y 
fieles pero ineficientes, por otros más corruptos, mas fieles y más 
eficientes, al menos en teoría.....
 

 
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