sábado, 14 de abril de 2012

La ciencia y nuestro futuro

Miguel A. Quintanilla Fisac
Público.es.

El problema con la drástica reducción de los presupuestos públicos para I+D no es solamente que suponga renunciar a una inversión de futuro. Esto pasa también con la inversión en infraestructuras materiales (trenes, carreteras, aeropuertos): pueden ser importantes tanto por su peso actual en la actividad económica como por su eventual rentabilidad a medio plazo, y a pesar de ello podemos aceptar que, en épocas de vacas flacas, hay que hacer sacrificios y postergar algunas inversiones que hasta hace poco nos parecían imprescindibles.
 
El problema con los recortes en ciencia y tecnología (como por otra parte sucede también en las áreas de educación, sanidad y gasto social en general) es lo que significan respecto al tipo de sociedad y de sistema económico que deseamos tener en el futuro. Si optamos, por ejemplo, por una economía de servicios tradicionales, como es en gran parte el turismo de sol y playa, o basada en la especulación financiera o en el urbanismo descontrolado, no parece que para ello necesitemos hacer ahora un gran esfuerzo en I+D. Incluso es posible que salgamos de la actual crisis económica y encontremos un acomodo dentro y fuera de Europa que nos permita seguir viviendo a base de importar tecnología, exportar nuestra mano de obra más cualificada y enajenar nuestro patrimonio natural y cultural poniéndolo al servicio de las nuevas industrias del ocio, el juego y las máquinas tragaperras. Todo es posible.....
 

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