martes, 10 de mayo de 2011

¡Embrutezcámoslos, son más dóciles!

Pedro L. Angosto
Rebelión


¿Quién se ha encargado de quitar el alma al pueblo? ¿Quién se ha encargado de la educación del pueblo? ¿Dónde están los mínimos conocimientos humanísticos que debe tener todo ciudadano para discernir lo bueno de lo malo y lo malo de lo peor? ¿Para qué tanta tecnología, tanta telemierda? ¿Cuándo nos convertimos en brutos y serviles?

Hace un puñado de años, en un lugar desconocido de un país por descubrir, entre enero y diciembre, a una hora no señalada, se reunieron los líderes del G-20, sus asesores financieros, sus contables, sus sacerdotes y sus programadores culturales. Decidieron llenar el mundo de mierda. ¿No se dan cuenta –dijo el emperador al foro de poderosos- que cuanto peor les tratamos, más nos quieren, que cuantos más disparates hacemos, más nos elogian, que cuanto más recortamos sus derechos y sus conciencias, más aplauden, que cuanto más salvajes somos, más nos respetan? Al carajo con el Estado de Derecho, con las libertades ciudadanas, con la educación pública y laica, con la decencia, con la Declaración de Derechos del Hombre; a tomar por saco con los prejuicios de los moñas que dicen que hay que abolir la pena de muerte y reinsertar a los presos, con las garantías procesales, con las mariconas que se oponen a la tortura, con quienes hablan de educar al pueblo, con los que exigen derechos laborales, sociales y culturales: ¡¡¡Embrutezcámoslos, sólo así lograremos formar un inmenso ejército mundial de sumisos y conformistas que nos besen las manos mientras colocamos la horca sobre su cuello!!!......

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