martes, 29 de mayo de 2012

Aparatos de Estado y poder colectivo

Monserrat Galcerán.
Diagonal
 
Decían los clásicos que una situación revolucionaria se caracteriza por la existencia de un doble poder: el poder del Estado, expresado en sus instituciones gubernativas tales como el Ejecutivo, la policía, los tribunales de Justicia y los Parlamentos; y de otro lado la pléyade de asociaciones, consejos, comunas o colectivos en los que ‘el pueblo’ se organiza, debate y emprende las correspondientes acciones. Durante una revolución esos dos poderes coexisten; históricamente el proceso termina cuando uno de ellos triunfa, ya sea por un golpe de la contrarrevolución que restaura la situación anterior, ya sea por un avance de la revolución que crea nuevas instituciones.
 
Así fue en las revoluciones clásicas, en las que el conflicto terminaba con un enfrentamiento armado. La novedad de los procesos constituyentes a finales del siglo XX y en el XXI, especialmente en América Latina, es que los movimientos sociales logran construir plataformas políticas con las que acceder al poder del Estado por la vía electoral, pero el doble poder perdura en convivencia tensa con el poder estatal. El poder colectivo no desaparece en las instituciones estatales ni se agota en los procesos electorales, manteniendo siempre un ‘contra-poder’ en acto en el que se expresa la potencia colectiva desafiando el poder institucionalizado......
 

No hay comentarios: