sábado, 21 de julio de 2012

Es imprescindible un proceso constituyente

José Manuel Lechado
Rebelión
 
La constitución española vigente, votada en referéndum en diciembre de 1978, se ha ido convirtiendo en la guinda del pastel de un cuerpo normativo obsoleto. En tanto que refundición maquillada o más bien reconversión de las Leyes Fundamentales de la dictadura franquista, esta norma suprema del ordenamiento legal español, si bien continúa siendo útil a la clase dominante, ha dejado de servir al pueblo, ya que no garantiza sus derechos ni sus libertades ni asegura la soberanía nacional. 
 
La constitución de 1978 es en la actualidad un obstáculo para la democracia. Con un articulado vetusto, fuera de época y gestionado por una clase política corrupta e incompetente y una judicatura mayoritariamente conservadora cuando no fascistoide, la única reforma sensata que admite esta mal llamada carta magna, si de verdad se desea un cambio y un futuro para España, es su completa derogación.
 
Por eso la reivindicación primera de cualquier movimiento ciudadano no debería centrarse en reformas parciales o cambios concretos del articulado, sino exigir el arranque de un nuevo proceso constituyente. Proceso que no ha de quedar, como el de 1978, en manos de la oligarquía más inculta de Europa, su clase política sometida y sus obedientes jueces, sino que habrá de ser iniciado, impulsado, dirigido y ejecutado por la ciudadanía. El debate de este proceso constituyente debería ser abierto y flexible y no quedar, en ningún momento, en manos de «profesionales».....
 

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