lunes, 2 de julio de 2012

Ser mujer joven no da lo mismo

Bibiana Medialdea
EconoNuestra
 
La brutalidad de los efectos que la crisis está teniendo sobre la mayor parte de la población eclipsa la realidad de algunos colectivos cuya situación es particularmente complicada. No se trata de minimizar la magnitud del “desastre general”, ni de diluir el importante denominador común que comparte la mayoría social frente al 1%; denominador del que debe surgir una resistencia fuerte y cohesionada. Pero sí de llamar la atención sobre las condiciones especiales, y por tanto los costes específicos, que arrastran algunos colectivos particularmente vulnerables. El colectivo de mujeres jóvenes es uno de ellos.
 
Comencemos recordando lo evidente: es la gente que vive de su trabajo (con todas las letras: la clase trabajadora) quien está pagando a cuenta de sus salarios, sus pensiones, y el deterioro del acceso a servicios públicos, una factura que no le corresponde. Pero si descendemos al detalle de cómo se reparte esta factura comprobamos que no da lo mismo tener nacionalidad española que no tenerla; ser joven -con un 50% de tasa de desempleo-, que ser mayor; ser hombre o mujer; así como las condiciones laborales, más o menos precarias, de las que se parta. No da lo mismo. Por ejemplo, según datos del Consejo de la Juventud referidos a 2011, una mujer joven con contrato temporal recibe, en promedio, un salario que equivale al 39,4% del de un hombre mayor con contrato indefinido. Un 39,4%: ¡bastante menos de la mitad!

Prácticamente todos los indicadores socioeconómicos registran peores resultados para las mujeres jóvenes que para los hombres de la misma edad. Esa diferencia se mantiene a lo largo de la vida, pero es grave el hecho de que ya exista entre la población joven, porque nos anticipa un futuro donde la desigualdad se consolida......

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