martes, 3 de julio de 2012

Rajoy, ¿4 a 0 en el Consejo europeo?

Antoni Domènec,. Gustavo Búster y Daniel Raventós
Sin Permiso

Como bien apunta Yanis Varoufakis en su certero balance crítico de la cumbre europea del pasado 28 de junio, el Consejo europeo ha adoptado una serie de decisiones políticas, cuya puesta en práctica está aún por ver y que, en su elemento esencial –la capacidad de supervisión del BCE sobre el sistema financiero europeo—, no será efectiva antes de 2013. Sin esa nueva transferencia de soberanía de los estados miembros al BCE, que exigirá cambios constitucionales en parte de los estados miembros, y por lo tanto, la posibilidad de verse obligados a ejercer el derecho de veto contra la posición de sus propios gobiernos, no se podrá recurrir a la financiación directa de la banca por el MEDE. Un MEDE, todo sea dicho, que aún está por organizar técnicamente: todavía no cuenta con capacidad ni para hacer las gestiones informáticas y técnicas necesarias para comprar bonos de deuda soberana, ni para transferir préstamos a unos bancos al borde del colapso, desangrados por una creciente fuga masiva de depósitos.
 
El Consejo ha buscado enviar in extremis a los mercados el mensaje político de la irreversibilidad del euro. Pero los mercados no viven de mensajes políticos, sino de expectativas de retorno con beneficio de sus inversiones. Por el momento, lo único que hay para contentarlos en seis largos meses es la posibilidad de que el BCE vuelva a comprar en situaciones de emergencia bonos en el mercado secundario y que el MEDE lo haga en los mercados primarios cuando esté en disposición de hacerlo, sin el estatus de acreedor preferente, previa solicitud del estado miembro y el compromiso de cumplir las condiciones de la comisión europea.
 
Rajoy acudió a Bruselas arropado por una “unidad nacional” propugnada por Rubalcaba y Durán i Lleida. Ese abrigo, empero, le dejaba desnudo en caso de no conseguir el apoyo del BCE para la compra de bonos, después de semanas de bordear la tasa de interés de la deuda soberana española el 7%. Su fracaso no solo hubiera acelerado el hundimiento de la bolsa por debajo de los 6.000 puntos y la fuga masiva de depósitos, sino que el único mensaje político que quedaba por enviar a los mercados era la formación de un gobierno de salvación nacional......
 


 

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