martes, 24 de julio de 2012

Tonterías, las justas

Rafa Hernández
ATTAC Castilla-la Mancha

Si proclamo mi natural optimismo incluso frente a situaciones tan infelices como las actuales, corro peligro de que me tiren cosas por las calle. Pero me confieso adicto a los deportes de resistencia y nadie como un fondista para reconocer que solo el sufrimiento extremo anuncia la proximidad de la meta. En un maratón se pasa mal de verdad a partir del kilómetro 30. Las gentes del sur de Europa llevamos meses de dolor auténtico. La buena nueva es que si seguimos en carrera, como mucho nos restan 12 kilómetros.

Para que ese optimismo tenga fundamento y para que nuestra agonía reciba la corona de laurel con que se premia el éxito, es preciso caminar en la dirección correcta y con una idea elaborada del destino elegido. En esto tengo más dudas.
 
Guste o no, el origen último de eso que llamamos crisis de deuda se encuentra en el fenómeno globalizador. El capitalismo financiero dominante, en su afán por reducir costes de producción, decidió que iba a vendernos la misma repugnante hamburguesa en una tasca del Madrid viejo que en un garito de Buenos Aires o de Nairobi. Se produjo una contaminación bilateral. Exportamos nuestra ansia por destruir el planeta y recibimos en pago clases aceleradas de corrupción en sus dos orillas: política y económica. También aprendimos a convivir con niveles de endeudamiento próximos a lo insostenible. Nos recetaron a todos la misma medicina aunque unos padecían signos de desnutrición y otros teníamos el colesterol por las nubes. Todos fuimos condenados a “crear riqueza”, cuando el problema de los territorios pobres era distribuir la que tenían y el de los países ricos repartir los excedentes de tiempo que la ciencia nos regala y que ahora el estado quiere usurparnos........
 

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