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En la histórica ciudad italiana de Bolonia, en 1999, los ministros de Educación de 29 países europeos firmaron una declaración en la que se comprometían a establecer un Espacio Europeo de Enseñanza Superior (EEES) con el objetivo de hacer más competitivas nuestras universidades. A tal fin, se marcaron varios objetivos para antes de 2010: adopción de un sistema comparable de títulos para “favorecer la empleabilidad de los ciudadanos europeos”; un sistema de enseñanza basado en dos ciclos, el primero de los cuales ya daría acceso al mercado laboral; promoción de la movilidad de los estudiantes, mediante un sistema unificado de créditos (el ECTS o Sistema Europeo de Transferencia de Créditos); colaboración en la garantía de calidad con vistas al diseño de criterios y metodologías comparables; y promoción de las dimensiones europeas en la enseñanza.....
1 comentario:
Es evidente que cada uno cuenta la historia conforme a sus apreciaciones, creencias y experiencias y, en lo que respecta a la formación universitaria, esta afirmación alcanza su máxima expresión. Todos los que alcanzamos una visión crítica de la universidad española tenemos claro su anquilosamiento y su disociación con la realidad social, pero no me parece que el problema sea Bolonia. Con ella o sin ella, nuestra universidad seguirá siendo la misma; su autonomía producirá los mismos reinos taifas, en la selección del profesorado se perpetuará su supuesta capacidad científica sin importar su capacidad docente, a los estudiantes se les seguirá exigiendo su dedicación exclusiva al estudio (el título y la competitividad es lo que cuenta) sin valorar su formación crítica, ciudadana, solidaria, ...
La universidad necesita un verdadero control social (que no ideológico) de sus actividades investigadoras y docentes, debe dar cuentas a la sociedad y ajustarse a sus demandas que, por supuesto, no son solo de índole laboral o mercantil. El profesorado debe tener claro que su función social básica es la excelencia docente; en definitiva, su "negocio" debe ser la formación integral del estudiante y no como ahora, que parece más centrado en una investigación sin orden ni concierto que nace de intereses privados (individuales) y no responde a las necesidades de la sociedad que lo sustenta y necesita
José Martinez
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