Los mercados son como el diabético que no puede dejar de tomar bombones. Hay nerviosismo de nuevo en los mercados de deuda. Poco ha durado la tregua del primer mes del año; la semana pasada Portugal rozó en sus emisiones de bonos los niveles de precio con los que fueron intervenidas Grecia e Irlanda, y contagió a otros países periféricos. Ya se sabe que muchos analistas consideran, pese a las diferencias estructurales evidentes, que Portugal es la última trinchera antes de que España se exponga en la primera línea de la especulación. Por ello, esta semana que comienza con una nueva reunión de los ministros de Economía de la UE significa otra prueba más de la capacidad de resistencia de los países del euro. Otra semana de pasión.
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