lunes, 8 de agosto de 2011

El fracaso de la política, el final de la institucionalidad y el comienzo de la rebelión. (I) La dictadura de los mercados y la respuesta ciudadana.

Carlos Carnicero
http://ccarnicero.com


Los organismos y las instituciones desaparecen cuando pierden la utilidad para la que fueron creadas. Es una regla de la historia que ahora está sometida, además, a la aceleración de las tecnologías.

El Antiguo Régimen se evaporó por los privilegios feudales cuando estos se hicieron insoportables. La revolución industrial ha terminado definitivamente cuando las finanzas han sustituido a la producción: los instrumentos han devorado a los objetivos a los que estaban destinados a servir.

La industria, la producción, ya no es el fin, es sólo la carnaza y el cebo del sistema financiero. Los ejecutivos se han convertido en dictadores de unas empresas que ni siquiera son suyas. La cotización en Bolsa, aún cuando no responda a una realidad económica productiva, es lo que cuenta.

Los sátrapas de la economía funcionan por un sistema de cooptación entre quienes han decidido que pertenecen a la actual casta de los intocables. La coartada que exhiben es que sus habilidades empujan la cotización de sus empresas. Ellos mismos deciden auto retribuirse de forma escandalosa porque pretenden que son imprescindibles y sus sueldos, sus bonus y sus primas son el mecanismo de sujeción para que no se vayan a otras empresas. ¿Y qué si se van? ¿Cuál es el término de su recorrido? ¿Irse a vivir a Dubai en un paraíso creado en un desierto soportado en el petróleo?

La ficción sobre sus habilidades hace que sean los multimillonarios del sistema. Los propietarios, diluidos en fondos de pensiones y en accionistas individuales no tienen ninguna capacidad de control sobre la propiedad. Incluso el capitalismo de la revolución industrial era mucho menos injusto.

Ellos, los dictadores del mercado, los banqueros, no corren riesgos porque formulan el chantaje de que sin la solvencia des sus empresas especuladoras la economía real no podría subsistir. Cuando se asoman al abismo, siempre acuden los estados al rescate con el dinero de los impuestos de los ciudadanos. Por muchos atropellos que cometan, jamás terminarán en la cárcel.

La ficción sobre sus habilidades hace que sean los multimillonarios del sistema. Los propietarios, diluidos en fondos de pensiones y en accionistas individuales no tienen ninguna capacidad de control sobre la propiedad. Incluso el capitalismo de la revolución industrial era mucho menos injusto.

Estos dictadores tienen, además, prestigio social. Exhiben sus obscenas retribuciones con el desparpajo que los sicarios se muestran ante las familias de sus víctimas. No les queda mucho recorrido.....

http://attacmurciainter.blogspot.com/2011/08/el-fracaso-de-la-politica-el-final-de.html

Foto: Manifestación 15-M. Murcia



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