martes, 27 de septiembre de 2011

A Washington weekend

Rolando Cordera Campos
La Jornada
La crisis mayor que vivimos es la de la responsabilidad pública de gobernantes, aspirantes y vigilantes. Flagrante lo es en Estados Unidos, cuya política democrática se ha convertido en rehén de una falange de irracionalistas para quienes las consecuencias de sus actos de sabotaje no tienen la mayor importancia.

También es evidente, hasta festiva, la que cruza el continente europeo, cuyos bancos se niegan a reconocer sus enormes fallas geológicas, fruto en gran medida de su incursión furtiva en la feria de los valores tóxicos comandada por la finanza anglosajona pero entusiastamente compartida por alemanes, franceses y hasta españoles, mientras sus dirigentes prefieren ver hacia otro lado u oficiar de oráculos empecinados de la tragedia griega. Lo que se incorpora a este panorama para volverlo tétrico es la cercana probabilidad de un nuevo giro recesivo del que no puedan zafarse ni los orgullosos y generosos BRICS, que ahora ofrecen ayuda financiera para que la vieja Europa salga de sus inmediatas penurias.

Este es el panorama que habrán sobrevolado los expertos y sus jefes de la alta finanza que este fin de semana acudieron a Washington a la reunión anual del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Poco habrá salido de sus sesudas lucubraciones, abrumadas por un sentido de responsabilidad que nadie sabe ya conjugar, y menos aún habrá surgido como esperanza para las economías que, como la nuestra, cargan sin alivio la losa del estancamiento estabilizador, decretado por la Secretaría de Hacienda cuando aún la habitaban hacendarios y convertido en religión nada secular cuando llegaron a ella los enviados del converso don Felipe.....

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