domingo, 5 de febrero de 2012

El invierno del miedo

Joaquín Estefanía
El País
 
Entre los años 1978-1979 Gran Bretaña vivió el invierno del descontento. El paro había subido a la entonces astronómica y desconocida cifra de 1,6 millones de personas. El laborista James Callaghan, sucesor del mítico Harold Wilson, no supo medir la magnitud de lo que se venía encima y la prensa se burló de él titulando ¿Crisis, qué crisis? una de sus declaraciones en la que quitaba importancia a las dificultades de la gente. Los sindicatos convocaron una serie de huelgas que finalizaron con la convocatoria de elecciones generales que ganó una conservadora radical como Margaret Thatcher, bajo el principio del rigor económico y dirigentes fuertes, seguros de sí mismos.
 
Si hacemos una analogía con la España del presente, aquí ya se habría producido el cambio político con la victoria arrolladora del Partido Popular (PP) el pasado mes de noviembre. Cuando los ciudadanos españoles conocieron el pasado viernes, aterrados, las catastróficas cifras de desempleo que deja como herencia la Administración socialista, miraron a su Gobierno para que les diera una cierta esperanza, algo de sosiego, para conocer tal vez un plan de choque extraordinario contra la tasa de paro insoportable, pero solo se encontraron con una respuesta automática de la vicepresidenta (el presidente no consideró oportuno comparecer en ese momento ante cifras tan dramáticas y generadoras de alarma social): las reformas son la respuesta.
 
Pero algunas de esas reformas van en la dirección contraria a crear puestos de trabajo a corto plazo. Es más, los destruirán masiva y rápidamente, como muestra lo ocurrido en los últimos meses en las Administraciones públicas.....

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