En la actualidad, el mundo rico se encuentra en medio de una crisis, la más grave desde la Gran Depresión de 1929. El desplome de septiembre de 2008 en Wall Street marca el fin de un periodo histórico: el sistema del capitalismo financiero -un sistema guiado por la sola búsqueda del máximo beneficio- se ha hundido. Se ha destruido a sí mismo como resultado de sus propias e inherentes contradicciones. Las ondas del shock financiero están llegando a la economía real. EE.UU. ha entrado en recesión y la Unión Europea (UE) le sigue. Toda la economía global se verá afectada.
La contracción de la actividad económica aumentará el desempleo y la desigualdad. Los asalariados sufrirán nuevas presiones para obtener más “flexibilidad en los mercados de trabajo”, esto es: salarios más bajos y menor protección social. La disminución de la demanda acumulada de los países ricos también alcanzará a las economías vulnerables del mundo en desarrollo y aumentará la pobreza. Los Objetivos del Milenio y los objetivos de un desarrollo mundial social y medioambientalmente sostenible quedarán completamente fuera de alcance...
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