martes, 2 de junio de 2009

Democracia decorativa a la europea

Pablo Elorduy / Redacción. Diagonal


Durante la última legislatura, las sedes europeas han albergado un buen número de exposiciones. La más sonada fue una en la que cada país aparecía representado por un tópico: una pelota de fútbol simbolizaba a los italianos, una tableta de chocolate a los belgas, una gran plasta de hormigón definía a España. En el Parlamento Europeo (PE), dos exhibiciones más han reforzado la imagen de este país ante sus 26 socios: una sobre el Real Madrid y otra a mayor gloria de la tauromaquia. Aparte de esas dos significativas muestras, el papel del Estado español en Bruselas ha sido puesto en entredicho con motivo del Informe Auken, precisamente a cuenta de la construcción, y también merced a la Directiva de tiempo de trabajo, ya que éste es uno de los pocos países europeos en los que las excepciones u Opt out legalizan jornadas semanales de hasta 72 horas.


Al margen de esos episodios, el ciclo termina con una constatación, y es que el efecto del “Ya somos europeos” parece haberse diluido: el propio presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durão Barroso, al mostrar su preocupación por los bajos índices de participación en las elecciones, se lamentó de que “hasta España, uno de los Estados miembros más ‘euroentusiastas’, parece haber perdido su favor electoral”....





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