martes, 15 de noviembre de 2011

Hora de despertar

Gustavo Esteva.
La Jornada

¿Cómo se hace la revolución? ¿Cómo la gente se vuelve capaz de hacer la revolución y detener la fuerza destructiva de los de arriba? No lo sé. Pero hoy, en Grecia, se despliega desobediencia popular en todos lados. 

Vivimos dentro de su sistema, vivimos entre ellos, pero pensamos, actuamos y respiramos como si estuviéramos más allá de su mundo cerrado. Nos sentimos más libres. Rompemos todos los días la disciplina que intentan imponer. Negamos cada minuto las nuevas reglas que nos quieren convertir en una sombra. Vivimos entre ellos y sin ellos, trabajando por la mañana y participando en marchas, protestas, asambleas en la tarde, restableciendo la confianza entre nosotros. Ellos no nos escuchan y nosotros no los queremos ver. Creamos en cada barrio pequeños grupos de apoyo para no pagar los impuestos, para reconectar la luz en las casas que no pueden pagar, para ocupar los espacios de trabajo, para reaprender a hacer las cosas a nuestra manera, para no sentirnos solos. Luchamos para liberarnos de ellos y de esta lógica con la que vivimos los últimos años, creyendo sus mentiras. Ellos siguen en el poder, siguen tomando decisiones contra nuestra existencia, siguen la violencia y los golpes, pero ya no los reconocemos. Hemos girado la cabeza hacia el otro lado, hacia nosotros mismos.

Así describe K. N. sus emociones este 28 de octubre, día de fiesta nacional en Grecia. En el desfile acostumbrado los estudiantes y los soldados pasaron frente a las autoridades levantando pañuelos negros y en vez de ver hacia ellas volvieron la cabeza al otro lado, hacia la gente. (youtube.com/watch?v=H5BAxTNhT_o)

Vivimos en situación radical. En todas partes. Necesitamos reconocerla.

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