El estado actual de la economía, un casino tramposo, nos obliga a ponernos a trabajar, a recuperar la fraternidad, a abandonar las viejas formas que han hecho posible el imperio de los avaros.
Rafael Alberti escribió un libro sobre los cómicos del cine mudo titulado Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos. Jugaba a poetizar la conveniencia de la estupidez. Perseguidores de metáforas que hablasen de la plenitud humana, los poetas contemporáneos han pagado en muchas ocasiones la factura de la luz, es decir, la navaja que usa la inteligencia para romper las promesas y los falsos consuelos. Rubén Darío envidiaba la imposibilidad que tienen las piedras de pensar y sentir. Somos, al fin y al cabo, hijos de Eva, sabemos que es peligroso acercarse al árbol de la sabiduría y que una visión demasiado clara puede dejarnos ciegos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario