lunes, 4 de julio de 2011

Dos caminos para enfrentar la crisis: el griego y el islandés

Guillermo Almeyra.
La Jornada

La deuda externa de Grecia supera 150 por ciento del producto interno bruto (PIB) de ese país y los intereses de las ayudas que le conceden a Atenas la hacen aún más claramente impagable. Francia y Alemania, cuyos bancos son los principales acreedores, prestan el dinero, en realidad, para pagar a esos bancos y no para ayudar a la recuperación de la economía griega que ellos y el estadunidense banco J.P. Morgan, con la activa colaboración del anterior gobierno de la derecha helénica. El actual gobierno socialdemócrata griego, encabezado por Giorgios Papandreou, está tratando de renegociar esa deuda, que acepta en bloque como válida sin diferenciar entre la deuda legítima, la ilegítima y la usurera, pues para esos socialistas hay que respetar a los buitres del capital financiero internacional y las leyes del capitalismo, que serían tan naturales como la ley de gravedad o el inexorable movimiento de la Tierra. El pueblo griego, en cambio, realiza continuas huelgas generales y manifestaciones de rechazo a esa aceptación por el gobierno de los diktats franco-alemanes, pues los trabajadores se niegan a aumentar aún más una desocupación que ronda 20 por ciento (las cifras oficiales hablan de 16, pero no incluyen a todos los realmente desocupados) y a rebajar ulteriormente los salarios reales que van en picada. La protesta social es enorme y va in crescendo, porque el capital financiero se ensañó con Grecia inmediatamente después de un gran movimiento que arrojó a la basura al gobierno derechista y lo sustituyó por el de Papandreou, en el que tenía grandes esperanzas de cambio....

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