domingo, 3 de julio de 2011

La educación de las élites

Rafael Feito
El País.

España, para competir mejor en el mundo global, ha de elevar el nivel educativo de toda la población y no solo el de unos cuantos. Separar a los alumnos mejores del resto no incrementa la eficacia de la enseñanza

Para el profesorado academicista nada hay más deseable que agrupar a los alumnos en función de su rendimiento. Como era de esperar, la propuesta de Esperanza Aguirre de crear centros de Bachillerato de excelencia cuenta con el apoyo de importantes sectores del profesorado de este nivel educativo. Prueba de ello es el artículo recientemente publicado en estas páginas por César Molinas, catedrático de Educación Secundaria. Su texto no va más allá del mero enunciado de prejuicios segregadores contrarios por completo a la evidencia empírica de que disponemos. Mal empezamos si queremos partir desde aquí para formar nada más y nada menos que a las élites adolescentes de este país.

Sin ningún género de dudas, la investigación más señera sobre el tema de la agrupación del alumnado en función de su nivel educativo es la de Jeannie Oakes titulada Keeping Track y en ella se advierte taxativamente contra sus múltiples inconvenientes. Se suele pensar que los alumnos aprenden mejor en grupos homogéneos y que se retrasará el aprendizaje de los estudiantes brillantes si se mezclan con los menos aplicados. Se supone, por otro lado, que los estudiantes más lentos desarrollan actitudes más positivas hacia sí mismos y hacia la escuela si no comparten aula con los alumnos brillantes. A ello se añade que se tiende a creer que la agrupación refleja los logros ya conseguidos y los futuros. Finalmente, y esta es la clave, los profesores consideran más fácil bregar con grupos homogéneos.....



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