domingo, 5 de abril de 2009

Sobre el término ‘decrecimiento’ y sus usos

Carlos Taibo. Diagonal

Habida cuenta de la magnitud de las agresiones que el capitalismo imperante ha asestado contra la naturaleza, y al menos en el Norte opulento, se impone reducir los niveles de producción y de consumo de muchos bienes. Y ello de resultas de al menos tres circunstancias: vivimos por encima de nuestras posibilidades, es urgente cortar emisiones que dañan peligrosamente el medio y, en fin, empiezan a faltar materias primas vitales.

Ahora bien, ¿es el término ‘decrecimiento’ el adecuado para describir esa propuesta o, por el contrario, y como señalan voces muy respetables, arrastra problemas severos? Hablando en propiedad, ninguno de los conceptos que utilizamos para describir iniciativas complejas deja de suscitar polémicas. Un ejemplo: aunque la mayoría de los improbables lectores de este texto se confesarán anticapitalistas, parece evidente que no todos los discursos que se reclaman de esa etiqueta son suscribibles. Determinadas modulaciones del rigorismo islamista contestan agriamente el capitalismo sin que sus cimientos conceptuales y su propuesta final sean, claro, los nuestros.

A duras penas, y en semejantes condiciones, podría uno pretender que el término ‘decrecimiento’ está libre de carencias. Hay quien señalará, así, que en realidad se ha abierto camino en los últimos meses un activo proceso de decrecimiento que es resultado de la llamada crisis financiera. Salta a la vista que ese proceso nada tiene que ver con lo que proponemos, y ello por mucho que, a la hora de describirlo, resista el empleo –bien es verdad, eso sí, que más bien raro– del mismo término. En paralelo, tampoco faltará quien aduzca que la palabra ‘crecimiento’ en su sentido más cotidiano tiene entre nosotros un cariz positivo –hablamos, por ejemplo, de crecimiento personal–, de tal suerte que no parecería razonable atribuir una condición saludable, también, a su antítesis. Lo suyo es reconocer que lo del decrecimiento acarrea un riesgo nada despreciable: si declaramos rechazar el concepto de ‘crecimiento’ porque entendemos que incorpora una aberrante inclinación en provecho de lo estrictamente cuantitativo y en detrimento de la consideración de variables sociales y medioambientales fundamentales, corremos el riesgo de que, al contraponer el vocablo ‘decrecimiento’, éste se vea impregnado del cuantitativismo de su contrario, de tal suerte que se traslade la idea de que, en los hechos, lo único que demandamos es que se verifiquen reducciones en los niveles de producción y de consumo....

http://attacmurciavarios.blogspot.com/

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