Los discursos hegemónicos sobre la crisis tratan de hacer pasar sus metáforas por las cosas mismas. Así, nos imponen sutilmente descripciones de la realidad, bloquean otras posibles miradas y suscitan sentimientos de miedo e impotencia. Nos mantienen dormidos.
¿Por qué afirmas que los discursos sobre la crisis son parte de la crisis misma?
En primer lugar porque, como decía Zhuang zi, a las cosas las hacen los nombres que se les dan. Y qué cosa sea –o deje de ser- eso que llamamos crisis depende del modo en que se hable de ella. Pero, en segundo lugar, cuando la ‘cosa’ así construida es una cuestión de fe, crédito y confianza –como son las cosas de la economía del dinero-, el que esa fe se pierda o recupere depende en gran medida de los discursos, de las maneras de hablar. La brecha entre lo que las autoridades (económicas o políticas) pretenden que creamos y el crédito que estamos dispuestos a darles sólo se puede salvar con palabras persuasivas: ésa es la función de la ideología.
Analizas los discursos a partir de las metáforas que ponen en juego, ¿por qué?, ¿qué nos permiten entrever?
Las cosas nunca son como son. Son como son para alguien, son como son desde un cierto punto de vista. Sólo el ojo de Dios –y el de sus impostores- las ve desde ningún lugar. Las metáforas nos dicen desde qué perspectiva ve las cosas –o quiere que las veamos los demás- quien habla de ellas. Aquél que consigue que se vea a Hamas como un ‘cáncer terrorista’ está sembrando la legitimación posterior de los ‘bombardeos quirúrgicos’.....
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