Comité de Apoyo de ATTAC.
Hubo un tiempo en el que el monarca absoluto sólo respondía ante Dios de sus acciones, por muy arbitrarias que éstas fueran. La Era moderna incorporó como punto esencial de progreso la asunción de responsabilidades. Aquel liberalismo primigenio, pegado a la burguesía, que luchaba por conseguir “libertad, igualdad y fraternidad” trajo consigo un trascendental cambio de paradigma. Cierto que inseguros peleles llamarían de inmediato a un Napoleón como dios manda para aferrarse a viejos protectorados, pero ya nada volvió a ser lo mismo.
Los primeros empresarios arriesgaban su patrimonio en el objetivo de construir un centro de producción, dar trabajo y enriquecerse –eso sí- más que sus asalariados que no ponían en juego sino su esfuerzo –que no es poco- en la jornada laboral estipulada. A más riesgo, más ganancias. Así era aquel liberalismo. ¿Quién no recuerda a James Stewart, el banquero de “Qué bello es vivir” que dirigió Frank Capra? ¿En todos sus detalles? Llamo la atención sobre el principal: en aquellos lejanos tiempos los banqueros asumían los costes de su gestión, exponían su fortuna para sembrar y crecer en el entorno y ganaban pero también perdían. Lo que se llama, repito, riesgo.
Las corporaciones introdujeron las responsabilidades limitadas o nulas. A los accionistas, a los directivos, ya no les importa la creación de riqueza, ni la continuidad de la empresa, sólo el beneficio inmediato. Las “primas de riesgo”, CDOs y demás subproductos de inversión de sus ejecutivos se destinan precisamente a cubrirles de errores y eludir responsabilidades. Con otros factores, como la masificación, el nuevo liberalismo contagió a la sociedad. La impunidad se ha enseñoreado de nuestras vidas.....
http://attacmurciavarios.blogspot.com/2011/06/puedo-hablar-con-el-responsable.html
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