 Alejandro Nadal
Alejandro Nadal
La Jornada
El capitalismo se nutre
 de empleo asalariado y declara su guerra sin cuartel a las formas de 
vida que no le están sometidas. Cualquier figura existencial que no esté
 sometida a las necesidades de valorización del capital es un espacio 
que debe ser conquistado. El capital nunca ha respetado la noción de 
formas de vida como un modo alternativo de existencia y desarrollo. Para
 el capitalismo, cualquier forma de vida no es más que un espacio de 
rentabilidad y debe ser primero conquistada y después sometida al 
proceso de valorización (o, si se prefiere, a un proceso de 
explotación).
 
 
 
Hace aproximadamente 30 años la economía mundial abandonó el esquema 
del Estado de bienestar y lo remplazó con el capitalismo de mercado 
libre. La historia de las fuerzas que motivaron esa transición es 
compleja, pero para 1984 la decisión ya había sido tomada y el viraje 
estratégico ya había comenzado. Los poderes establecidos justificaron 
esta transformación con una promesa de prosperidad y eso suponía dos 
cosas: una adecuada creación de empleos de buena calidad y una reducción
 sistemática de la desigualdad. Ninguno de estos objetivos ha sido 
alcanzado.
Hoy la economía mundial sufre una crisis de empleo y de formas de 
vida. El mercado laboral a escala mundial ofrece un panorama desolador y
 el desarrollo de formas de vida alternativas (por ejemplo, en la 
agricultura de pequeña escala) se encuentra sometido a un ataque 
despiadado. Basta observar lo que ha sucedido en el llamado mercado 
laboral mundial. La generación de empleos bien remunerados en las 
últimas tres décadas ha sido débil y se concentró en los más altos 
puestos directivos. En contraste, la mayor parte de los nuevos puestos 
de trabajo perciben bajos salarios y las clases medias han sido 
comprimidas. La incertidumbre que rodea a los empleos mal remunerados es
 un mal crónico.......
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario