lunes, 24 de junio de 2013

África y los africanos en el espejo de los demás

Mbuyi Kabunda
Alainet

Generalmente suelen prevalecer dos enfoques opuestos, casi dogmáticos, en el análisis de las realidades africanas, que son el afropesimismo crónico y el afrooptimismo de complacencia. Es preciso apartarse de estos paradigmas para caminar hacia el afrorrealismo o la afroresponsabilidad, consistente en explicar aquellas realidades, no a partir de sus efectos, sino de sus causas históricas y actuales, estructurales y coyunturales, externas e internas, al margen de las simplificaciones abusivas y fáciles.
 
En un mundo dominado por los prejuicios eurocéntricos, escribir algo positivo sobre África ─que se suele considerar como un país o algo homogéneo, y no como un continente─ significa que nadie lo va a leer. Es decir, existe un verdadero complot mediático contra África y los africanos colocados debajo de la jerarquía de las sociedades humanas.
 
El afropesimismo o el último avatar de la ideología racista
 
El afropesimismo, que se inspira en las tesis hegelianas del siglo XIX, se reactivó a comienzos de la década de los 60 con el diagnóstico negativo de René Dumont (“afropesimismo matizado”), que dio la voz de alarma por el modelo de desarrollo y del Estado mimético o equivocado, adoptado por los países africanos, antes de tomar la forma del “afropesimismo cínico” o “el afrocatastrofismo”, ilustrado por la “negrología” de Stephen Smith y el discurso de Nicolas Sarkozy en Dakar, en julio de 2007, en el que negaba a los africanos tener Historia y cultura por “seguir viviendo desde milenios según los ritmos de las estaciones y de la naturaleza”.
 
El afropesimismo vigente es el último avatar del desprecio y/o arrogancia occidental hacia África y los africanos (por su razonamiento superficial y verdades a medias), atribuyendo la responsabilidad de los fracasos de África a los factores internos, con la duplicidad intelectual de los informes negativos sobre este continente de las organizaciones internacionales, ─sobre todo en la década de los 80, para justificar sus políticas de ajuste estructural─, y de los medios de comunicación a su servicio que, de este modo, contribuyen a la difusión de la idea del “desorden africano” y de la desesperación en cuanto al futuro del continente......
 

No hay comentarios: