domingo, 16 de junio de 2013

Las guaridas

Mario Rapoport 
Página/12 
 
Dios debe estar preocupado, o al menos su delegado en la tierra, el criollo papa Francisco. Desde hace tiempo alguien se está robando los paraísos. Claro, no se trata de los bíblicos, pero puede prestarse a confusión. Hablamos de otro tipo de paraísos, los fiscales. Por supuesto sólo roban parte del nombre, que no es lo más importante, el robo principal se hace a los gobiernos de sus respectivos países a través de la evasión fiscal o de manera más criminal por el lavado de dinero que también allí se efectúa.

En verdad, todas las palabras que se usan son casi simbólicas, extraídas tanto de la Divina Comedia como de Robert Louis Stevenson. Se habla de fuga de capitales que se refugian en Islas del Tesoro. John Silver, el temible marinero de la pata de palo, debe estar sorprendido: los piratas se reunían en hediondas cavernas y ahora se utilizan esterilizadas bóvedas, de esas que son expertos en descubrir George Clooney, en sus films, y algún periodista argentino, que las debe conocer muy bien de tanto entrar y salir de ellas. Y no se emplea la pala para ocultar o desenterrar un tesoro. Ahora hay que aprenderse esotéricas claves (números, palabras, un dedo de la mano, un dedo del pie). Y los hacen señores bien trajeados y con lujosos portafolios que no llevan más oro o diamantes, sólo billetes de color verde y quizá, de lástima, algunos fajos de desgastados euros.

Pero de qué estamos hablando: ¿de islotes perdidos cerca de la Antártida? Nada de eso. Por ejemplo, empezando por barrios protegidos del centro de Londres, el Reino Unido va a la cabeza de esos paraísos (en este caso protestantes) en islitas como las Bermudas, las Vírgenes, Caimán, Guernesey, Isla de Man, Jersey, Gibraltar. Países enteros como Suiza, Irlanda, Luxemburgo son también paraísos fiscales, y Estados Unidos tiene un estado, Delaware, que cumple las mismas funciones. En esos lugares se apretujan bancos, hedge funds, financieras de todo tipo, sanctas y non sanctas......

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