viernes, 14 de junio de 2013

¿Dónde va a parar nuestro dinero?

Eduardo Garzón
Saque de Esquina

Resulta paradójico –y  al mismo tiempo aterrador– observar que en las universidades las tasas de las matrículas cada vez son más caras mientras los profesores trabajan más cobrando menos, en peores condiciones y con peores medios; contemplar cómo determinados servicios de salud empiezan a costar dinero mientras la atención sanitaria pierde calidad y sus profesionales ven deteriorados su sueldo y sus condiciones de trabajo; o constatar que ahora hay que pagar por las tasas judiciales toda vez que los procedimientos en los tribunales siguen siendo igual de lentos e ineficientes que antes. Uno no puede percibir esta realidad sin que le surja la siguiente duda: “si cada vez se recauda más pero no mejoran los servicios, ¿dónde va a parar ese dinero?”.

La respuesta hay que encontrarla principalmente en nuestra reciente y gran amiga Deuda. El Estado español, que comenzó a endeudarse tras el estallido de la crisis económica para rescatar entidades financieras y para compensar la caída de ingresos fiscales, tiene que ir devolviendo ahora todo el dinero que tomó prestado. La cantidad que se compromete a devolver cada vez es mayor debido al denominado “efecto de bola de nieve”, por el cual el pago extra de intereses de la deuda del primer año aumenta el tamaño de la deuda del siguiente año, y así sucesivamente. Un dato para ejemplificar este fenómeno: desde el año 1989, el Estado español ha pagado sólo en concepto de intereses 4,3 veces lo que debía en 1989. Este año el Estado ha estimado que pagará en concepto de intereses 38.590 millones de euros (3,86% del PIB), lo que convierte esta partida presupuestaria en la segunda más elevada de todas, por detrás únicamente de las pensiones.....

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