Eduardo Garzón
Saque de Esquina
Resulta paradójico –y al mismo tiempo aterrador– observar que en las
universidades las tasas de las matrículas cada vez son más caras
mientras los profesores trabajan más cobrando menos, en peores
condiciones y con peores medios; contemplar cómo determinados servicios
de salud empiezan a costar dinero mientras la atención sanitaria pierde
calidad y sus profesionales ven deteriorados su sueldo y sus condiciones
de trabajo; o constatar que ahora hay que pagar por las tasas
judiciales toda vez que los procedimientos en los tribunales siguen
siendo igual de lentos e ineficientes que antes. Uno no puede percibir
esta realidad sin que le surja la siguiente duda: “si cada vez se
recauda más pero no mejoran los servicios, ¿dónde va a parar ese
dinero?”.
La respuesta hay que encontrarla principalmente en nuestra reciente y
gran amiga Deuda. El Estado español, que comenzó a endeudarse tras el
estallido de la crisis económica para rescatar entidades financieras y
para compensar la caída de ingresos fiscales, tiene que ir devolviendo
ahora todo el dinero que tomó prestado. La cantidad que se compromete a
devolver cada vez es mayor debido al denominado “efecto de bola de
nieve”, por el cual el pago extra de intereses de la deuda del primer
año aumenta el tamaño de la deuda del siguiente año, y así
sucesivamente. Un dato para ejemplificar este fenómeno: desde el año
1989, el Estado español ha pagado sólo en concepto de intereses 4,3
veces lo que debía en 1989. Este año el Estado ha estimado que pagará en
concepto de intereses 38.590 millones de euros (3,86% del PIB), lo que
convierte esta partida presupuestaria en la segunda más elevada de
todas, por detrás únicamente de las pensiones.....
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