Julio Alguacil Gómez .
La Marea
Un autor clásico de los derechos de ciudadanía, como T. H. Marshall, 
estableció que éstos se originan en una secuencia histórica, hilada por 
actores que los impulsan, y que están adscritos al desarrollo de ese 
artificio que denominamos Estado-nación, superándose en ese recorrido lo
 que consideraba como el estrecho localismo precedente a la revolución 
industrial. Así se van sucediendo las tradicionales generaciones de 
derechos: civiles, políticos y sociales a lo largo de los tres últimos 
siglos, promovidos por movimientos intelectuales de las burguesías 
nacionales en las dos primeras generaciones, y por el movimiento obrero 
la tercera generación, que culmina en el Estado de bienestar. Desde esta
 mirada somos ciudadanos de un Estado, de un país y no de una ciudad o 
de una localidad.
Sin embargo, en el marco de la globalización, la tendencia a la 
pérdida de protagonismo y soberanía de los Estados nacionales -que 
tuvieron el monopolio sobre la enunciación de la ciudadanía- supone un 
freno al proceso permanente de construcción de la misma, poniéndose de 
relieve otros niveles políticos y territoriales donde este proceso 
continúa en su vertiente más activa. La entrada en escena de la 
problemática ambiental y la creciente multiculturalidad se expresan en 
nuevos fenómenos, que tienen su proyección en una ampliación de las 
generaciones de  derechos y en los movimientos sociales que los activan.....
 

 
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