Joan Busca
Mientras Tanto
La relación entre organizaciones
sociales y partidos políticos siempre ha sido compleja. En los viejos tiempos
de la izquierda comunista se trataron de elaborar propuestas para diferenciar
espacios, pero no siempre funcionaron. Las vanguardias políticas, orientadas
hacia la toma del poder, siempre estuvieron tentadas de cooptar las
organizaciones sociales, entendidas como mero campo de captación de cuadros,
extensión de sus políticas y búsqueda de apoyos a sus propuestas. Uno tiene la
sensación que con matices el problema se produjo tanto en las corrientes
marxistas del movimiento obrero como en las de matriz anarquista, aunque los
modos y los mecanismos pudieran diferir. En los años del tardofranquismo las
cosas fueron a veces aún más ridículas, varias de las pequeñas vanguardias que
se autoproclamaban “el embrión del verdadero partido comunista” trataban de
ampliar su base social creando diferentes pseudomovimientos sectoriales bajo su
completo control.
Ahora las cosas son distintas
pero uno tiene la sensación de que los problemas reaparecen bajo otras formas. La
crisis del “comunismo real”, la jibarización de la izquierda organizada, el
descrédito de la política, han dado paso a un cambio de visión sin que se
resuelvan los problemas de fondo. Hoy los partidos tienen muy mala prensa y lo
que mola son los movimientos sociales. Los aspirantes a crear una vanguardia
política tratan de adoptar la forma de movimiento sociopolítico sin tener en
cuenta lo que verdaderamente pretenden, un objetivo claramente político
(incluso a menudo electoral) e influir en los movimientos reales para que se
acerquen a sus posiciones. Muestras de ello tenemos de muchos tipos. La misma
Izquierda Unida se presenta como un “movimiento” cuando en realidad no es más
que una organización política con una estructura peculiar debida en parte a la
negativa del Partido Comunista de España de disolverse en otro tipo de
organización política y en parte porque funciona como una especie de coalición
de varias organizaciones. Pero no es el único, en Catalunya la CUP, el Procés Constituent o
la misma Assemblea Nacional Catalana se ven a si mismos como movimientos
sociales, lo que ha menudo genera algunos problemas de interacción......
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