Florent Marcellesi
Público.es
Hace poco un compañero sindicalista me retaba, con cariño, a explicar
cómo se relacionan crisis económica y crisis ecológica. Recojo el
guante y aprovecho para transmitir un mensaje clave. Una salida duradera
a la crisis económica pasa necesariamente por luchar al mismo tiempo
contra la crisis ecológica.
Y será más factible tener éxito en esta tarea si los sindicatos
interiorizasen más esta realidad e hicieran de la ecología un eje
central de su teoría y práctica.
De hecho, crisis económica, social y ecológica son tres facetas de
una misma crisis. Son interdependientes y se retroalimentan entre ellas.
No es sorprendente puesto que nuestro modelo de organización social y
económica depende de los recursos naturales disponibles y, a su vez, la
salud de nuestros ecosistemas (y por tanto de nuestro futuro) dependen
de este modelo socio-económico. Por un lado, la globalización y las
economías llamadas modernas están totalmente basadas en la energía y
materias primas baratas, abundantes y de buena calidad. Por ejemplo, el
transporte o el sistema agroalimentario dependen de los combustibles
fósiles en general y del petróleo en particular. Por otro lado, los
impactos sobre el medio ambiente del sistema económico son hoy patentes.
El cambio climático, de origen humano, es una amenaza para las
generaciones futuras y nuestra economía: en caso de seguir los
escenarios de Business as usual, los costes del cambio climático podrían ser superiores al 20% del PIB europeo en los años venideros.
Para ilustrar este análisis, tomemos el ejemplo de la crisis del
2008. Es evidente que la falta de control y regulación de los mercados,
la avaricia del 1% o la desconexión entre finanzas y economía
productiva, son elementos esenciales que explican parte de la crisis.
Pero no lo explican todo.....
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