Joan Busca
Mientras Tanto
Si algo resulta llamativo en la
crisis actual es la ausencia de un planteamiento socio-político que sea capaz
de generar algún problema serio a la ofensiva neoliberal. Las recientes
elecciones alemanas son una muestra de ello: los votos unidos de SPD, Verdes y
Die Linke podrían desbancar a la derecha, pero esta es una posibilidad que no
pasa por la cabeza de nadie (al menos de sus dirigentes) y que, de momento esta
fuera de lugar. En la crisis del 29, otra de las ocasiones en las que el
capitalismo mostró toda su miseria y ninguno de sus atractivos, fue tiempo de
frentes populares y respuestas reformistas. Ahora lo que se llamaría “la
izquierda” ni resulta creíble, ni moviliza ni genera movimientos sociales
realmente impactantes (como por ejemplo el sindicalismo de clase norteamericano
de los años treinta aglutinado en la
CIO).
En gran medida ello forma parte del éxito de la derecha en marcar un estrecho territorio de juego institucional que no admite reformas serias. Una buena parte de la izquierda política y social se ha dejado atrapar en este espacio y con ello ha perdido toda credibilidad alternativa. No sólo los partidos socialdemócratas y/o verdes, también muchas de las organizaciones sindicales desarrollan unas prácticas y un discurso en un marco de juego en el que la derecha y el capital tienen todas las cartas marcadas. Cómo se ha llegado a ello es una cuestión compleja y que merece reflexión. Mi intuición es que ha sido el resultado de una combinación de diversos procesos que van desde el soborno y la amenaza del poder hasta un proceso de aculturación provocado en el ámbito académico (donde se forman muchos de los cuadros dirigentes) y la propia deriva de las lógicas burocráticas. En todo caso, el punto de llegada son organizaciones colonizadas culturalmente por la derecha, incapaces de adoptar propuestas y prácticas de ruptura, aisladas de las bases sociales que las deberían alimentar.....
En gran medida ello forma parte del éxito de la derecha en marcar un estrecho territorio de juego institucional que no admite reformas serias. Una buena parte de la izquierda política y social se ha dejado atrapar en este espacio y con ello ha perdido toda credibilidad alternativa. No sólo los partidos socialdemócratas y/o verdes, también muchas de las organizaciones sindicales desarrollan unas prácticas y un discurso en un marco de juego en el que la derecha y el capital tienen todas las cartas marcadas. Cómo se ha llegado a ello es una cuestión compleja y que merece reflexión. Mi intuición es que ha sido el resultado de una combinación de diversos procesos que van desde el soborno y la amenaza del poder hasta un proceso de aculturación provocado en el ámbito académico (donde se forman muchos de los cuadros dirigentes) y la propia deriva de las lógicas burocráticas. En todo caso, el punto de llegada son organizaciones colonizadas culturalmente por la derecha, incapaces de adoptar propuestas y prácticas de ruptura, aisladas de las bases sociales que las deberían alimentar.....
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