jueves, 21 de julio de 2011

El peligro de no saber leer las imágenes

Isabel Alba
Diagonal

La televisión ha servido para fijar la ideología dominante, pero ¿cómo podemos usar las imágenes que transmiten para mejorar nuestra formación?

Desde la infancia se aprende a decir sólo lo que es adecuado y a reprimir lo inadecuado, mientras se fomentan patrones de conducta completamente opuestos, que agudizan las desigualdades y refuerzan el orden establecido. De este modo, se potencia un discurso superficial que oculta de la vista los modelos de conducta reales que son los que determinan el actuar cotidiano. Se educa, pues, en una contradicción que es inconscientemente asumida por la mayoría: se forman ciudadanos que dicen lo correcto y hacen lo incorrecto, aceptado como natural e inevitable.

Uno de los ámbitos en que esto se refleja con más claridad es en la producción de entretenimiento que reciben los más jóvenes a través de las diferentes pantallas. Los programas, las series de televisión o el cine comercial cumplen una eficaz función educativa, repitiendo una y otra vez los mismos personajes y argumentos, con la imposición ideológica que implican: nos preparan para sentirnos cómodos, y por tanto inactivos, no sólo delante de las pantallas sino también en la realidad, injusta, que nos circunda.

Para lograrlo, hacen uso de estereotipos de personajes que mientras reproducen, fomentan y tipifican como normales modelos de conducta, actitudes y estructuras de relación retrogradas, sexistas y/o insolidarias, al mismo tiempo adoptan, superficialmente, características “políticamente correctas” que tienen como objetivo que asumamos con naturalidad realidades que no interesa que nos cuestionemos en ningún momento.....

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