Rebelión
Poco, muy poco, han tardado los medios de desinformación masiva en reaccionar ante la propuesta de centrar las reivindicaciones de los indignados en la Iniciativa Legislativa Popular (ILP). Ha sido nombrar a la bicha, y los oligarcas totalitarios se han puesto a saltar escocidos. La campaña de intoxicación ha comenzado. La respuesta ha sido tan inmediata que invita a sospechar que el arma estaba ya cargada, lista para ser disparada en el momento oportuno. El fuego lo ha abierto el diario El País, que en su edición impresa de este martes dedicaba a este asunto un hipersesgado artículo (pdf) titulado «Democracia directa sí… pero con cuidado». La insidia que destila dicho pseudorreportaje es digna de un manual de manipulación mediática; utiliza el arsenal completo de técnicas de distracción masiva. Os invitamos a aprender, a partir de él, cómo se distorsiona una realidad adversa. Vamos a convertirnos en los abogados del Diablo:
Paso I. La moraleja.
Para desprestigiar al blanco (la ILP) y, por añadidura, a sus promotores (el 15M), tener claro el mensaje que se quiere lanzar es fundamental. En este punto previo, no es necesario andarse con finuras, puesto que, a diferencia de lo que ocurre en las fábulas infantiles, la moraleja nunca será enunciada de manera explícita. Debe ser el lector/espectador el que piense erróneamente que la conclusión a la que llegará es suya. La mentira seleccionada por nuestros taimados periodistas es muy simple: El Pueblo español no está preparado para manejar un arma intrínsecamente tan peligrosa como la democracia directa; su falta de madurez y de experiencia, supondrían un riesgo para la estabilidad del Estado. Hablando en plata: lo que se pretende transmitir es que el Pueblo es tonto. Obviamente, el amenazado por ese peligro potencial es el propio stablihsment; por tanto, se debe poner todo el empeño en silenciar este aspecto. Hay que conseguir que parezca que el riesgo lo corre toda la ciudadanía. No será fácil, pero de eso se encargarán los pasos siguientes.....
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