Juan Fco Martín Seco
República.com 
Pongamos un ejemplo y hagamos unos pequeños cálculos -sin duda más 
simples que la fórmula polinómica con la que nos han obsequiado los 
expertos gubernamentales. Supongamos un país -no precisamente el de las 
maravillas- cuya renta anual se reparte entre 80 asalariados (2 euros de
 promedio) 5 empresarios (5 euros) y 15 pensionistas (1 euro). En total,
 200 euros.
Los sabios del lugar, muy alarmados, estiman que dentro de h años, 
debido al incremento de la esperanza de vida y al cambio en la tasa de 
natalidad, se va a producir un envejecimiento de la población, de manera
 que los asalariados serán tan solo 60, mientras los pensionistas 
pasarán a ser 35. Para no complicar las cosas, supondremos que el número
 de empresarios no va a cambiar y la población total tampoco. Los doctos
 expertos, tras sesudas proyecciones, ecuaciones y alguna que otra 
integral, llegan a la conclusión de que el hecho de que haya menos de 
dos activos por pasivo, convierte en insostenible el sistema de 
pensiones, tal como está configurado en la actualidad, y que hay que 
modificarlo (léase bajar las prestaciones) para hacerlo viable. Desde 
luego, afirman, las pensiones no podrán actualizarse de acuerdo con la 
subida de los precios.
Algunos de los que no son sabios, pero saben sumar y multiplicar, no 
se quedan convencidos y comienzan a hacer sus propios cálculos. Saben 
que las previsiones más conservadoras aseguran que en ese periodo el 
Producto Interior Bruto (PIB) y por lo tanto la renta per cápita, ambos a
 precios constantes, se van a incrementar en un 20% y los precios en un 
30%. Teniendo en cuenta ambos porcentajes, el PIB y
 la renta per cápita, en euros corrientes aumentarán un 56% 
(1,2×1,3=1,56).  Encuentran lógico, por tanto, que los beneficios de los
 empresarios se incrementen en ese porcentaje. Es decir, que los 5 euros
 se conviertan en 7,8; y lo mismo respecto a los salarios, que de 2 
euros se transformen por término medio en 3,12 euros.....
 

 















