Juan Fco Martín Seco
República.com
Si el sistema público de pensiones es objeto de toda clase de
ofensivas se debe en parte a que las entidades financieras lo han
considerado siempre un obstáculo para expandir un negocio para ellas muy
lucrativo, los llamados “fondos privados de pensiones”. Llamados, sí,
porque de pensiones tienen muy poco, por lo menos tal como se plantean
en España, en donde ni siquiera las posturas más radicales los
contemplan como una alternativa global al sistema público. La
sustitución de un sistema por otro comportaría numerosos e insolubles
problemas, entre otros elevar el déficit público en al menos 10 puntos.
En España, los fondos privados se conciben como complementarios de
las pensiones públicas. Tras lanzar el infundio de que estas deben
disminuirse para hacerlas viables, y ante la dura perspectiva que se
ofrece con una prestación pública reducida en su mayoría a un nivel de
miseria, la única solución que se propone es que cada trabajador durante
su vida laboral ahorre para la vejez, pues no otra cosa son los fondos
de pensiones, una forma de ahorro, y por cierto, no de las mejores.
Incluso diríamos que de las peores para el ahorrador, dado que su
rentabilidad, si existe, irá a parar a las entidades financieras en
forma de comisiones, ya sean de gestión o de depósito. El ahorrador
perderá la disposición de sus recursos, puesto que serán las gestoras
dependientes de las entidades financieras las que decidirán sobre las
inversiones y nadie garantiza que opten por lo mejor para los
partícipes, más bien lo probable será lo contrario, que actúen de
acuerdo con los intereses financieros de los grupos a los que
pertenecen.....
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