Alberto Recio Andreu.
Mientras Tanto
Puesto que en el cuaderno anterior ya dediqué espacio al
tema de las pensiones, aquí simplemente añadiré algunos comentarios a la
propuesta realizada por el “Comité de expertos”. Como ya es habitual, su
propuesta es la de cargarse derechos sociales con el argumento de “salvar el
estado de bienestar”. Su propuesta es tan obscena que no parece que esta vez el
argumento vaya a colar.
La fórmula que proponen para las nuevas pensiones es la del
contable al que se le proporcionan unos datos y se le dice que los cuadre. En
la propuesta se dejan fuera del debate otros argumentos que deberían incluirse
en cualquier planteamiento global. Los supuestos implícitos son: a) que las
pensiones deben seguir pagándose sólo con rentas salariales; b) que éstas no
deben crecer y que posiblemente disminuirán por el doble efecto de la
“moderación salarial” y la reducción del empleo, y c) que cada vez la gente
vivirá más y por tanto el gasto tenderá a aumentar, también porque las próximas
oleadas de jubilados tendrán pensiones más elevadas. Con estos supuestos se ha
elaborado una fórmula pensada para reducir las pensiones per cápita; de hecho,
una formula que incluso prevé una reducción automática de las pensiones cuando
el empleo (y las cotizaciones) disminuyan a causa de una recesión.
Una respuesta seria exige discutir sobre todo las dos
primeras: que las pensiones deban financiarse sólo con rentas salariales y que
la participación de los salarios en la renta sea la que es. En un mundo de
“empleo flexible” y de “beneficios empresariales basados en la externalización
de costes sociales”, hay buenos argumentos para justificar que las pensiones
dependan de mecanismos generales de tipo impositivo (por lo menos una parte de
los mismos),.....
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