sábado, 5 de octubre de 2013

Ivan Illich, Serge Latouche, el decrecimiento y el movimiento ecologista

Vicenç Navarro
Público.es 

Recientemente publiqué un artículo crítico de las tesis a favor del decrecimiento (“El movimiento ecologista y la defensa del decrecimiento”) en mi columna Dominio Público del jueves en Público (29.08.13), que ha generado una larga y extensa respuesta. En dicho artículo aplaudía al movimiento ecologista progresista por su extraordinaria labor concienciando a la ciudadanía del enorme daño que se está produciendo en el bienestar de la población a través de cambios en el ambiente. Alertaba, también en el mismo artículo, del peligro que suponen algunas voces dentro del movimiento ecologista conservador (que también existe) que, según indicaba, podrían ser utilizadas (incluso, en ocasiones, en contra de su deseo) por fuerzas regresivas que estaban deteriorando aquel bienestar popular. 
 
La respuesta al artículo, expresada con bastante intensidad, incluía (además de los predecibles insultos y sarcasmos) observaciones que exigen una respuesta, precisamente por el respeto que me merece la mayoría de movimientos ecologistas existentes en España. Dos de ellas merecían especial atención. Una era que los datos que yo utilizaba eran fácilmente refutables (sin nunca señalar cuáles) y otra (expresada con gran condescendencia) era que yo desconocía el tema, consecuencia de haber escrito sobre estos temas desde hace poco tiempo (sin señalar tampoco dónde estaba tal desconocimiento). Eran, pues, críticas genéricas, carentes de especificidad.
 
Veamos ahora los datos. Los que utilicé procedían, todos ellos, (como indiqué y cité en mi artículo) de mi buen amigo Barry Commoner, fundador del movimiento ecologista progresista estadounidense, citando las fuentes de estos datos. Siempre tuve plena confianza en la credibilidad científica de Barry Commoner, y no tengo ningún motivo o evidencia para cambiar de parecer. Y ninguno de los que consideran esos datos como erróneos (incluyendo a los comentaristas a los que me refiero) aporta ninguna evidencia que los cuestione. Los datos, pues, continúan mostrando que Commoner llevaba razón en su crítica a Paul Ehrlich (el ecologista maltusiano conservador que todavía ejerce gran influencia en el movimiento a favor del decrecimiento)......
 

No hay comentarios: