La Jornada
Tan sólo en el curso de este año hemos presenciado una dilatada serie de complejos procesos sociales, cuya profundidad y alcance aún están definiéndose. Lo que no puede hacerse es tratarlos como si fuesen asuntos anecdóticos sin un estructura discernible.
Estos procesos muestran un conjunto de fenómenos de distinta naturaleza, que se manifiestan de maneras muy diversas; sus protagonistas son dispares, ocurren en lugares disímiles alrededor del planeta y están alterando de manera sensible el modo de operar del entramado social a escala local, nacional y global.
Señalo, sin ánimo comprensivo: las revueltas en los países árabes que han acabado con un par de regímenes dictatoriales, han obligado a reformas aún parciales de otros de corte sumamente autoritario, y desembocado en verdaderas guerras civiles en Libia y Siria.
Las protestas de los "indignados" en España y la reciente desobediencia civil en Israel. Los choques en varias ciudades inglesas entre la comunidad de inmigrantes y policías, que dejaron varios muertos, llevaron al saqueo de tiendas y al incendio de edificios. Expusieron a un gobierno distante que sólo pudo pensar en formas más creativas de represión.
Se trata en estos casos, al parecer, de diferentes formas de exclusión como una modalidad de la recomposición de las sociedades avanzadas que dura ya casi 30 años. Vaya, los procesos de este tipo no se crean por generación espontánea.
Otra expresión con formas particulares puede ser la de la enorme insatisfacción de los jóvenes chilenos con el sistema educativo de ese país y la respuesta rígida del gobierno en turno......
http://attacmurciainter.blogspot.com/2011/08/no-es-casualidad.html
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