lunes, 18 de marzo de 2013

Soberanía de la tierra, no al ‘fracking’

Gustavo Duch
Alainet
 
En Mozambique, empresas brasileñas y japonesas están haciendo prospecciones de tierras en la zona conocida como Corredor de Nacala para llevar a cabo en 14 millones de hectáreas una agricultura industrial de cultivos que alimentarán a las multinacionales de la venta de piensos para animales o agrocombustibles para camiones. En la República Dominicana, la población se manifiesta ante la embajada de Canadá para detener la mina a cielo abierto que busca oro en Pueblo Viejo; a la gente campesina les preocupa la contaminación con cianuro de sus tierras. La biodiversidad agrícola argentina en pocas décadas se ha convertido en un monocultivo de soja que, en manos de pocos terratenientes, es un fabuloso negocio para engordar la ganadería europea. Y ahora, en Cataluña, como en otros muchos lugares, afloran las intenciones de perforar el territorio rural en la búsqueda de cuatro gotas del gas denominado de esquisto.
 
Los intereses de la agroexportación, los cultivos energéticos, la minería o el fracking los podemos interpretar como un verdadero asalto de las grandes corporaciones del planeta para hacerse con los bienes naturales y colectivos. En todos estos casos estamos hablando de tres elementos comunes: acaparar grandísimas extensiones de tierra fértil y cultivable; controlar las grandes cantidades de agua que éstas esconden y que son necesarias para su cultivo o para la extracción de los minerales o del gas; y, con la tierra y el agua en sus manos, usarlas con tanta agresividad que, con total seguridad, llevarán al agotamiento y muerte de dos recursos, antes renovables y siempre vitales.....
 
 

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