Juan Fco. Martín Seco
República.com 
En ducha escocesa se han convertido las declaraciones de las 
autoridades comunitarias acerca de la situación de la economía española.
 Un día la califican de futura locomotora europea y otros la comparan 
con la de Eslovenia; la única constante es la exigencia de ahondar aún 
más en las reformas de siempre. En su informe sobre España la Comisión 
demanda una nueva modificación del mercado laboral (será la enésima) 
para abaratar aun más el despido y otra vuelta de tuerca para ajustar 
las pensiones. Al Gobierno le ha faltado tiempo para constituir una 
comisión de expertos -los expertos miran siempre hacia el mismo lado, 
por eso son expertos- para acometer la reforma del sistema público de 
pensiones de manera que, según dicen, se garantice su sostenibilidad 
(palabra mágica).
En materia de pensiones se ha llegado a una extraña unanimidad, fruto
 de la propaganda mediática y de la palabrería de los expertos. Se 
establece como hecho incontestable que de cara al futuro las variables 
demográficas hacen insostenible el sistema tal como ahora lo conocemos; y
 para fundamentarlo se facilitan ratios estimados entre activos y 
pasivos en los próximos años. Estas previsiones, que los partidarios de 
la reforma (léase de los recortes) vienen haciendo desde principios de 
los ochenta, han fallado siempre. Pero es que, además, y esto es lo 
sustancial, este planteamiento tan simple olvida un dato fundamental: la
 productividad.
 

 
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