lunes, 1 de abril de 2013

Tiempos de revolución

Gustavo Esteva
La Jornada
 
El cambio revolucionario no llega como un momento cataclísmico, sino como una sucesión interminable de sorpresas, que se mueven en zigzag hacia una sociedad más decente, decía Howard Zinn poco antes de morir.
 
Así ha sido siempre. Revo­lu­cio­narios triunfantes convierten a menudo episodios del momento en que ellos cumplieron papel destacado en símbolos del proceso, a veces con malas intenciones. Pero la revolución francesa no fue la toma de la Bastilla ni la soviética la toma del Palacio de Invierno. Los hechos que se conmemoran cada 20 de noviembre poco significan en relación con la Revolución Mexicana. No la definieron. Ni siquiera empezó ahí.

Las revoluciones del siglo XX enseñaron bien que los dirigentes de una gesta revolucionaria o quienes se instalan en el régimen de poder creado por una revolución pueden tener impactos nefastos, a menudo contrarrevolucionarios. Pocos son los casos en que pueden contribuir a realizar o profundizar la revolución en que toman parte.

Las revoluciones, todas las revoluciones, son cosa de la gente, de los hombres y mujeres ordinarios.....

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